Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil
domingo, 16 de febrero de 2020
¡Penitencia! ¡Cambia de vida! ¡Deja el camino equivocado!

¡Anda, pues! Y anunciad a todos mis hijos estas dos apariciones mías, para que conozcan a la madre amorosa, a la madre misericordiosa, a la madre amorosa que vino del Cielo en Lourdes, en Pellevoisin y ahora aquí en Jacareí, para dar a todos el bálsamo de su amor, de su cariño, para derramar sobre todos la miel de su misericordia, de su protección y de su paz celestial. ¡Id! Y anuncia a todos mis hijos mis apariciones en Lourdes y en Pellevoisin, para que mis hijos recuperen entonces la confianza en mí, especialmente los más pecadores. Y que no tengan miedo de acudir a mí, porque para todos ellos seré una madre misericordiosa, y como bien dijo mi hijo Marcos: Si un pecador viene a mí, si cae en mi predilección y en mis buenas gracias, pediré por él a mi hijo Jesús. Y en verdad, mi Hijo que me ama y no me niega nada, perdonará a mi hijo pecador, le dará la gracia de la conversión que le garantizará la salvación de su alma. Sí, ¡en verdad mi hijo Jesús es la cabeza y yo soy el cuello del cuerpo místico! Y así como todo orden, así como todo mando desciende de la cabeza a los miembros del cuerpo, pasando por el cuello, así su gracia pasa por mí, para dar vida, agilidad, vitalidad y fuerza a todo el cuerpo místico de mi hijo, que es la Iglesia, que sois vosotros, mi pueblo. Sí, y al igual que el cuello gira la cabeza hacia el lado que quiere, una sola oración mía y mi hijo volverá su mirada misericordiosa hacia vosotros, y aunque seáis los mayores pecadores del mundo os perdonará por amor a mí, os dará la gracia de la conversión y por ella, de la santificación y de la salvación. Por tanto, que nadie tenga miedo de acudir a mí, porque para todos vosotros soy una madre, sois mis hijos a los que crié al pie de la cruz con muchos dolores. Y por eso nunca podré abandonar el fruto de mis dolores, el fruto de mis lágrimas que sois vosotros. Así que venid, hijos míos, venid a mí y no os demoréis más. Porque mi Corazón Inmaculado está desfallecido de anhelo por vosotros. ¡Id! ¡Anunciad mis apariciones a mis hijos! Rezad cada día mi Rosario, rezad el Rosario de las Lágrimas y el Rosario de la Paz. A los que recen estos Rosarios les daré todas las gracias de mi Corazón Inmaculado. Sobre todo, os pido que recéis el Rosario de la Paz, ¡muchos peregrinos que han venido aquí y han muerto y que rezaban cada día el Rosario de la Paz están conmigo en el Cielo! Porque a la hora de la muerte no acudí a ellos como juez, sino como madre, amiga y abogada misericordiosa. Nunca el infierno ha conocido, nunca las llamas del infierno han conocido a un devoto de mi Rosario de la Paz, ¡y nunca lo harán! A los que lo recen cada día, les prometo darles todas las gracias necesarias para su salvación. A todos os bendigo con amor ahora y especialmente a ti mi pequeño hijo Marcos, ¡muchas gracias por esta maravillosa película de Lourdes que has hecho para Mí y también para Pellevoisin! A causa de esta película de Lourdes nº 3 que hicisteis 33 castigos que vendrían al mundo fueron quitados en aquel momento, una abundante lluvia de gracias descendió sobre toda la tierra, y también, mi Corazón Inmaculado tan traspasado por espadas de dolor fue consolado, reparado por vosotros. Sacaste hijita de mi corazón estas espadas y esta película que te dio tantos problemas, porque cuando la estabas terminando el demonio la hizo desaparecer por completo, y tuviste que rehacerla totalmente de nuevo. Por el esfuerzo duplicado, tus méritos en el Cielo también duplicaron su valor, y por ello te doy hoy 512 gracias especiales y por tu favorito, tu padre Carlos Tadeo también doy 622.802 gracias, y por mis hijos que están hoy aquí doy 201 gracias especiales. Todo esto, fruto de tu esfuerzo, de tu trabajo. ¡Adelante, hijo mío! Sigue haciendo estas obras de amor por mí. Estelle, Estelle Faguette te envía un fuerte abrazo. Sí, el próximo domingo vendrá. Vuestro amor la ha atraído y vendrá conmigo para derramar sobre vosotros las gracias de sus méritos en el Cielo y para bendecir también a todos mis queridos hijos aquí presentes.
Ahora os bendigo con amor, y especialmente a vosotros mis hijitos mexicanos: ¡Gracias! ¡Gracias por haber venido! ¡Mamá, Mamá los quiere mucho, los cuida, los cubre con el manto! Vayan en la paz del Señor, nunca los abandonaré, nunca los dejaré y escribo sus nombres ahora en mi Corazón Inmaculado.
(María Santísima después de tocar los objetos santos):
«Como ya he dicho, allí donde llegue uno de estos rosarios e imágenes, allí donde esté uno de estos rosarios, allí estaré viva llevando grandes gracias del Señor con mi hija Santa Rita y mi hija Santa Cecilia. Os bendigo a todos de nuevo para que seáis felices y os dejo mi paz».
Orígenes:
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