Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil

 

viernes, 7 de febrero de 2020

29º Aniversario de las Apariciones de Jacareí

 

Actualizado:22 Junio 2020

Mensaje del Sagrado Corazón de Jesús

" Queridos hijos míos, yo, Jesús, vuestro Señor, vuestro Dios, vengo hoy con mi Santísima Madre a deciros:

Grande es el amor y la misericordia de nuestros Corazones por todos los que estáis aquí, mis hijos elegidos y escogidos.

Sí, os elegí desde el seno de vuestras madres para estar aquí en las apariciones de mi Madre, en mis apariciones con ella y con todo el cielo, para enriqueceros aquí con los grandes tesoros de mi Sagrado Corazón y de su Corazón, para haceros inmensamente ricos en mi gracia y en mi amor.

Nuestros Corazones os amaron, eligiéndoos y apartándoos de este mundo perdido y malvado que ha vuelto a ser pagano y se ha rebelado contra mí. Ahora podríais estar perdidos, víctimas de la malicia del mundo y de Satanás, pero Nuestros Corazones os amaron tanto que os eligieron, que os sacaron de este mundo mortal para el bien y os trajeron aquí para protegeros, para enseñaros, para formaros, para alimentaros con la sabiduría de Nuestros Corazones y con el agua de gracia que fluye de la fuente de Nuestros Corazones hacia vosotros, haciéndoos así fuertes en la fe, fuertes en la oración, fuertes en el amor, fuertes en la penitencia, fuertes en el deseo de santidad.

Nuestros Corazones os han amado, y por eso os he atraído con mis gracias de amor y con las gracias de mi Madre hasta aquí para revelaros a todos cuán grande es el amor de este Corazón que tanto ha amado a los hombres, pero que sólo se paga con blasfemias, indiferencia, ingratitud y olvido.

Y así también, el Corazón de mi Madre, este Corazón Corredentor que abrazó la vida de pobreza, sufrimiento, humillación y persecución junto conmigo para realizar la obra de vuestra redención y salvación.

Sí, mi Madre tiene derecho a este título de Corredentora que tantos quieren negarle, porque sufrió tanto como yo por vuestra salvación, porque la misma espada que hirió mi Corazón atravesó también su Corazón y en todos mis sufrimientos y tormentos participó, sufriendo amorosamente por amor a vosotros y ofreciéndolo todo por vuestra salvación.

Este Corazón que tanto te ha amado sigue amándote intensamente y es este Corazón el que tanto te ha pedido de mí, pidiéndome, diciendo: "Hijo mío, si he encontrado gracia ante tu Corazón concédeme la vida, salva a mi pueblo, permíteme ir una vez más a la tierra y llamar de nuevo a mis hijos al camino de la salvación, al camino del amor.

Te prometo que les mostraré mi amor, les hablaré de tu gran bondad, de tu gran amor, de lo mucho que hemos sufrido por la salvación de todos ellos.

Les daré los tesoros más bellos y preciosos de nuestros Corazones, les daré lo mejor, lo mejor que nuestra gracia puede proporcionar y estoy segura de que volverán a ti, los llevaré a ti, Hijo mío, los conduciré a todos de nuevo al redil de tu Corazón y te amarán, te adorarán y te servirán como a su único y verdadero Dios».

Sí, mi Madre me lo pidió, me pidió misericordia, me ofreció sus Dolores y Lágrimas por ti. Y entonces, yo que no puedo negarle nada a mi Madre, le di lo que me pidió, le di permiso para venir.

Y entonces aquí, el 7 de febrero de 1991, comenzó la mayor obra de amor de nuestros Corazones por vosotros, comenzó la mayor manifestación no sólo de su amor, sino también de mi amor por los hombres, después de la Redención.

¡Así que todos los que estáis aquí sois inmensamente amados y felices!

¿Cómo habéis devuelto tanto amor?

¿Cómo habéis devuelto tanta gracia?

¿Cómo habéis pagado tanto amor que nuestros Corazones han tenido por vosotros?

Hijos míos, convertíos sin demora y amad más, abrid vuestro corazón al amor, dejad que nuestra Llama de Amor entre y transforme completamente vuestro corazón para que entonces podáis comprender la grandeza de esta gran obra, esta obra suprema de amor de nuestros Corazones por todos vosotros, que sois nuestras Apariciones aquí.

¡Entonces, verdaderamente, vuestros corazones sentirán una alegría, una felicidad y un amor de mi Corazón como nunca habéis sentido y exclamarán verdaderamente: «¡Oh! nunca habéis visto tantas gracias y tanto amor de Dios por mí y por los hombres después de que el Verbo se hizo carne!

¡Y vuestros corazones arderán entonces con mi amor, arderán con mi amor y se abrirán verdaderamente a los rayos de mi amor y os transformaré a cada uno de vosotros, hijos míos, en maravillosas obras de perfección, de gracia, de belleza y de amor de mi Sagrado Corazón!

Nuestros Corazones os han amado y por eso os han preparado aquí lo mejor. Sí, lo que dijo nuestro amado Marcos es verdad: nuestros Corazones han preparado lo mejor para vosotros, os han dado lo mejor porque os aman tanto, os aman con un amor infinito.

Así que acoged todos esos regalos de nuestro amor y dadnos amor, dadnos vuestras almas, ¡porque eso es lo que deseamos y nada más!

Abrid vuestros corazones a mi gracia. Rezad, haced penitencia, rezad todos los días el Rosario de mi Madre, porque nunca he condenado al fuego del infierno a un alma que haya rezado el Rosario.

Quien reza el Rosario de mi Madre se salva, quien no lo reza se condena.

Rezad, rezad, rezad todos los días el Rosario de mi Misericordia, porque para las almas que lo recen, a la hora de la muerte no seré un juez severo, sino un amigo, abogado, defensor y amoroso salvador.

Reza el Rosario de mi Madre, nunca Satanás se llevó de mi presencia al infierno a un alma que hubiera rezado el Rosario de mi Madre. Prometo la salvación a todos los que lo recen con amor cada día.

Nuestras Apariciones aquí son el mayor regalo de amor de nuestros Corazones hacia vosotros, abrid vuestros corazones a este amor, dadnos vuestro «sí». Y entonces, nuestros Corazones finalmente derramarán nuestra Llama de amor en vosotros, en vuestros corazones, en sus corazones, y entonces, finalmente, el Reino del amor tendrá lugar y se establecerá en todas partes de la tierra.

A todos os bendigo con amor, especialmente a ti, mi pequeño hijo Carlos Tadeo. Muchas gracias por estar aquí una vez más, arrancando las espinas que el mundo clava en mi Corazón y en el Corazón de mi Santísima Madre.

Con tu presencia aquí ya has quitado 5.000 espinas, sigue rezando todos estos días, para consolarnos aún más.

Derramaremos gracias sobre tu alma de forma extraordinaria durante estos días de gracia, cuando estés aquí, de verdad, en mi segundo Trono, en mi Trono en la Tierra, en mi Jardín de Gracia de amor y de belleza, y con el alma más amada y más querida por mí y por mi Madre Santísima, la más obediente y la más diligente servidora de nuestros Sagrados Corazones, que te dimos como hijo y a través de la cual recibes de nosotros: todo amor, todo bien y toda gracia.

¡Únete más y mucho más recibirás!

¡Os bendigo con amor a todos vosotros, hijos míos! ¡Vuestros nombres están escritos con amor en mi Sagrado Corazón!

Os bendigo a todos y a ti, mi hijo obedientísimo, mi siervo Marcos. Hoy te concedo 327 gracias especiales como recompensa por los muchos méritos que has acumulado grabando mis Rosarios de la Misericordia y también sirviéndome a mí y a mi Santísima Madre con amor durante todos estos años.

Y para tu padre, que es a quien más quieres y se pasó todo el día pidiéndome que derramara sobre él las gracias de los Rosarios de la Misericordia que grabaste para mí y, sobre todo, la película de mis Apariciones con mi hija la Madre Mariana de Jesús Torres derramo ahora sobre él 358.000 gracias de mi Sagrado Corazón.

A todos bendigo: desde Dozulé, desde Paray-Le-Monial y desde Jacareí».

Mensaje de nuestra Señora Reina y Mensajera de la Paz

«Queridos niños, ¡soy la Reina y Mensajera de la Paz! Hoy, cuando celebráis aquí el aniversario mensual de mis Apariciones y también el 29 aniversario de mis Apariciones a mi hijito Marcos, transmitiéndoos mis mensajes de amor, vengo a deciros:

¡Te he amado de todas las formas posibles durante estos 29 años! Y a todos mis hijos que me buscaron aquí les di mi amor, les di mi gracia, les di mi bendición maternal, les di mi misericordia y para todos fui madre, refugio, consuelo, fui cobijo, fui amor, fui protección.

Os he amado de todas las formas posibles y a través de signos, lágrimas, mensajes, llamadas de amor, he buscado por todos los medios tocar vuestros corazones, abrirlos a la gracia de Dios, llevar mi luz maternal a ellos para que todos pudierais sentir el amor de Dios, sentir mi amor y recibir la vida plena en abundancia que el Señor me envió aquí para derramar sobre todos.

Os he amado de todas las formas posibles y así, a través de mensajes llenos de amor y de dolor, he tratado de llamaros a todos a la conversión y a la santidad desde mi primer mensaje a mi hijito Marcos el mismo día de hace tantos años.

Por eso hoy os llamo a todos para que me deis el «sí» definitivo a mi amor, para que mi Llama de Amor entre en vuestros corazones, actúe poderosamente en vosotros y realice en todos vosotros las maravillas de la gracia de mi Corazón Inmaculado.

Yo soy amor y sólo a través del amor y en el amor podéis encontrarme, podéis sentirme, podéis uniros a mí y haceros uno conmigo en mi Llama de Amor.

Así que abridme vuestros corazones, hijitos, dejadme entrar, dejadme transformar vuestros corazones.

Abrid vuestros corazones a mi Llama de Amor, para que entonces, vuestros corazones se vuelvan definitivamente hacia mí y olviden las cosas mundanas. Y, finalmente, que se unan cada vez más a mí hasta que nos convirtamos en una sola Llama de Amor.

Expulsad de vuestros corazones toda desconfianza hacia mi amor, todo temor hacia mi amor y arrojaos enteramente en mis brazos, dejaos guiar y conducir por mí por el camino del verdadero amor a Dios, de la paz, de la gracia, de la santidad y de la verdadera felicidad que sólo en mi amor y en el amor del Señor podéis encontrar.

Entregaos a mi amor y dejadme conducir, guiar la barca de vuestras vidas como yo quiero. El alma es la barca y el amor las velas, entonces podré soplar en vuestras almas el viento de mi amor y entonces avanzaréis de verdad hacia el puerto seguro de la santidad y la salvación.

¡Rezad! ¡Rezad! ¡Rezad! Porque sólo mediante la oración tendréis la fuerza para ayunar. Sólo ayunando tendréis la fuerza para renunciar a los apegos mundanos y lanzaros, para entregaros a mi amor y sólo entregándoos a mi amor podréis poseer mi Llama de Amor y poseer a Dios y uniros a Dios.

Rezad mi Rosario todos los días, porque quien lo reza ciertamente se salva y quien no lo reza se condena.

A todos y especialmente a ti, mi hijito Marcos, ¡te bendigo hoy en el Aniversario de mis Apariciones!

Hoy te doy 10.000 gracias especiales de mi Corazón por todos los años que me has servido con tanta obediencia, esfuerzo y amor.

No te sorprendas de que sean tantas, porque durante todos estos años me has amado tanto, me has servido tanto, has sufrido tanto por mí, has trabajado tanto por mí, y por eso has acumulado muchos méritos ante mí.

Te doy todas estas gracias y por tu Padre Carlos Tadeo, por quien me has pedido hoy todo el día, doy ahora 687.000 gracias de mi Corazón.

Sí, ¡mi Corazón también se regocija en el tuyo por haberte favorecido tanto! Así, no sólo tú, sino también yo, puedo hacerle sentir mi amor por él. Entonces, triunfa el amor y entonces, ¡triunfa el Señor!

¡Te bendigo mi siervo más obediente! Sigue trabajando para mí y realizando estas obras de amor por mí, aunque el mundo ciego no vea el valor y el tesoro oculto que existe en tus obras, palabras, acciones y en tu corazón.

Un día toda la humanidad verá esta riqueza y tesoro oculto en tus obras como lo vio mi hijita la Madre Inés. Pero hasta entonces, tendrás que sufrir mucho por la insensibilidad, la frialdad, la ceguera, la dureza de corazón y la ingratitud de los hombres.

Si los hombres rezaran, si los hombres me amaran tanto como mi hijita la Madre Inés, tendrían la luz en sus almas para ver toda la riqueza de tus obras, toda la riqueza que hay en su alma y en su corazón, y entonces ellos también serían ricos en gracia, en la sabiduría de Dios y en mi sabiduría, yo que soy la Sede de la Sabiduría.

Sólo con muchas oraciones, con muchos Rosarios, sacrificios y humildad, sólo con mucha renuncia a la propia soberbia, al orgullo y al yo, puede el ser humano salir de esta ceguera y ver la gran riqueza que hay en sus obras, en su corazón y en su alma, hijo mío.

Hasta entonces sufren con paciencia, sufren por sí mismos. ¡Ignorantes unos, duros de corazón otros, de mala voluntad tantos otros!

Porque sólo con su martirio silencioso de cada día, de cada noche, pueden alcanzar esta gracia: la gracia de la visión pura, para que puedan ver más allá del alcance de los ojos carnales y ver toda la riqueza que hay en sus obras, toda la riqueza que he depositado en tu corazón y que tú mismo has aumentado a lo largo de los años con muchas oraciones, sacrificios, meditaciones, estudio de mis mensajes, actos, obras y sacrificios de amor.

Sólo entonces podrán ver esto y ver finalmente la verdad, ser liberados por la verdad y salvados por la verdad.

¡Reza, confía, espérame!

¡Calma, confianza, paz!

Os bendigo y bendigo a todos aquellos hijos míos a los que he amado de forma extraordinaria, reservándoles lo mejor: los mejores mensajes, los mejores Rosarios Meditados y Horas de Oración _______(se perdió el sonido)predicaciones y palabras de mi pequeño hijo Marcos.

Y así, verdaderamente, les di lo mejor de lo mejor de mi corazón _______(missed the sound).

A todos bendigo de nuevo con amor: desde Fátima, desde Pellevoisin y desde Jacareí».

(María Santísima después de bendecir y tocar los objetos santos): «Como ya he dicho, allí donde llegue uno de estos rosarios e imágenes, estaré viva llevando conmigo las grandes gracias del Señor.

Os bendigo a todos con amor una vez más, para que seáis felices, y os doy mi paz».

(Marcos): «Sí, mamá, lo haré.

Hasta pronto».

Orígenes:

➥ MensageiraDaPaz.org

➥ www.AvisosDoCeu.com.br

➥ www.AparicoesDeJacarei.com.br

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