domingo, 17 de noviembre de 2019

Mensaje de Nuestra Señora Reina y Mensajera de la Paz

Elevad vuestros ojos a mi Rostro de Amor y os colmaré de todas las gracias de mi Corazón Inmaculado y del Sagrado Corazón de mi Hijo Jesús

«Queridos hijos, os invito de nuevo a elevar vuestras miradas a mi Rostro de Amor, que os di aquí el 15 de noviembre de 1994 en mi extraordinaria aparición a mi hijito Marcos.

Levantad vuestras miradas a mi Rostro de Amor, y os daré todo el consuelo, toda la paz, todo el amor y todo el afecto de que vuestras almas tienen hambre y sed.

Levantad vuestra mirada a mi Rostro de Amor, y os colmaré de todas las gracias de mi Corazón Inmaculado y del Sagrado Corazón de mi Hijo Jesús, que está vivo conmigo en este cuadro de mi Rostro, en esta imagen de mi Rostro, y entonces transformaré vuestra vida en un mar, en un océano de gracias.

Elevad vuestra mirada a mi Rostro de Amor, y alejaré de vuestros corazones toda perturbación que venga de Satanás. Os daré la paz del corazón, eliminaré de vuestros corazones toda perturbación que provenga del apego a las cosas mundanas, os daré la paz que sólo tienen los que sólo desean a mi hijo Jesús, y entonces llenaré vuestros corazones de amor por mi hijo y de la paz de mi hijo, para que vuestra vida se convierta en un caudaloso río de paz que se extenderá por todo el mundo, transformando este desierto de odio sin vida y sin amor en un océano de paz.

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Elevad vuestros ojos a mi Rostro de amor, y Yo, hijos míos, os colmaré verdaderamente de todos los dones del Espíritu Santo y de sus frutos, sobre todo: amor, paz y alegría. Y entonces, vuestra vida será ya un comienzo del Paraíso aquí en la Tierra, que después de la muerte sólo continuará en el Cielo.

Elevad vuestros corazones a mi Rostro de Amor. Dadme vuestro sí, renunciad a vuestra propia voluntad y a todo lo que el mundo os ofrece. Entregaos a mí, aceptad mi plan de amor, obedeced mis mensajes, y os transformaré verdaderamente a todos en reflejos e imágenes perfectas de mi Corazón Inmaculado.

Aquí, donde he dado el extraordinario tesoro de mi Rostro de Amor, he revelado mi bondad, mi misericordia, como nunca antes sobre la faz de la tierra.

He dado a mi hijo Marcos el mayor tesoro de mi corazón, que es mi propio Rostro de Amor. Y lo que dije, lo repito: Nadie daría a su hijo para que lo guardara y custodiara a una persona que no fuera digna de su confianza. Si di a mi hijo Jesús en comunión, en comunión mística a mi hijo Marcos el 15 de noviembre de 1994 y en otras ocasiones, y si di también la presencia de mi hijo vivo en la imagen de mi Rostro, es porque mi hijo Marcos tenía muchos méritos, ya en aquel momento, para recibir de mí esta gracia, el don de mi Rostro con la presencia de mi hijo vivo. Era muy merecedor de todas estas gracias y con el paso de los años de muchas más se hizo también.

Así pues, hijos míos, alegraos en vuestros corazones, porque aquí, al dar el gran tesoro de mi Rostro con mi hijo vivo a mi hijito Marcos, le he dado a él y a todos vosotros también la mayor gracia y la mayor prueba de mi amor, de mi afecto por todos vosotros, pero de forma extraordinaria por mi hijito Marcos.

¡Esfuérzate! Obedeced mis mensajes, sufrid por mí, trabajad y luchad por mí, y os haréis también dignos de mis gracias y de las gracias de Jesús.

Abrid vuestros corazones para recibir en ellos todas las gracias que encierra mi Rostro de amor con mi hijo Jesús vivo.

Rezad más ante mi Rostro. Os prometo que todos los que recen el Rosario y mi Hora de Paz ante mi Rostro con mi hijo Jesús vivo, recibirán de mí ocho gracias especiales.

Rezad mi Rosario todos los días, porque os prometo que todo el que rece mi Rosario con amor no será condenado a las llamas del Infierno, será liberado del Purgatorio el mismo día que muera, y con él serán liberadas también las almas de ocho de sus familiares, si están en el Purgatorio.

Reza el Rosario de la Misericordia, porque es la gran señal dada por el Hijo del Hombre antes de que llegue el día de la justicia. Quien rece el Rosario de la Misericordia meditado, grabado por mi hijito Marcos, además del perdón de todos los pecados para sí mismo, obtendrá también la gracia del perdón y de la misericordia para todos sus familiares en el momento de la muerte.

Ahora os bendigo a todos con amor: desde Fátima, desde Pontmain, desde Loreto y desde Jacareí».

Mensaje de Nuestra Señora después de tocar los objetos sagrados que le fueron presentados:

«Como ya he dicho, allí donde llegue uno de estos rosarios, allí estaré viva llevando conmigo las grandes gracias del Señor con San Manuel y San Mariel.

Os bendigo a todos de nuevo, para que seáis felices, y os digo: luchad por mí, trabajad por mí, y os haréis dignos de mis gracias. Nadie se confiaría al cuidado de una persona indigna de su confianza. Si di mi rostro materno, a mí misma viva por mi hijo Marcos, es porque él, en aquel momento, ya era muy digno y poseía muchos méritos, méritos para tener esta gracia.

Trabaja por mí, sufre por mí, lucha por mí, vive por mí, y te harás merecedor de grandes gracias de mi corazón.

A todos os dejo mi paz y os bendigo ahora con amor...».

Mensaje de Nuestra Señora al Sr. Carlos Tadeu

«Querido hijo Carlos Tadeu, debes saber que el 15 de noviembre de 1994, cuando revelé mi Sagrado Rostro aquí en Jacareí a mi hijo Marcos y a través de él al mundo, recibiste grandes gracias de mi amor maternal allí donde estabas. Y en el momento en que mi hijo Marcos recibió el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de mi hijo que le di en comunión mística, aunque aún no eras su padre espiritual, recibiste gracias de las que ahora, por ser su padre espiritual, puedes disponer, puedes aplicar a ti mismo o a otros. Por eso, todo lo que pidas por los méritos de esa ardiente comunión de amor que mi hijo Marcos hizo con mi hijo Jesús, grandes gracias te serán concedidas, todo te será concedido.

Esta gracia te la concedo a través del hijo que te he dado para que veas cuán grande es mi amor por ti que nunca se cansa de favorecerte a través del alma privilegiada que te he confiado.

¡Te bendigo con amor! Gracias por todos los cenáculos que has hecho por amor a mí. Por tus cansancios, por tus fatigas, por tus fatigas, por los dolores, por las privaciones, por las renuncias, por los esfuerzos redoblados, gracias, hijo mío Carlos Tadeu. Te bendigo con amor, ahora...».

Marcos Tadeu: «¡Hasta pronto!»

Vídeo de la Aparición