sábado, 11 de enero de 2014

Mensaje de Santa Luzia de Siracusa

Queridos hermanos Míos, yo, Lucía, os doy las gracias una vez más por estar aquí.

¡Paz, paz, paz! Paz a vuestros corazones. Que nada perturbe vuestra Paz.

Abrid vuestro corazón a la Paz, dejad que la Paz del Cielo entre en vuestro corazón y lo llene por completo. Para recibir la Paz divina es necesario convertir el corazón, es decir, desprenderlo de todo pecado, renunciar a todo pecado. Es necesario abrirlo, vaciarlo, dar espacio para que el Espíritu Santo derrame Su Paz en vuestros corazones.

Por eso es necesario que os desprendáis, que os vaciéis de vuestra voluntad, de las vanidades, de los caprichos, de vuestra autoadoración, de los pequeños placeres, de los movimientos sensuales de vuestro cuerpo, de vuestra carne. Para que el Espíritu Santo derrame Su Paz sobre ti y en ti.

Para recibir Su Paz es necesario renunciar al orgullo, a la soberbia, a la rebeldía, a los movimientos incontrolados de la voluntad rebelde, a la voluntad indómita, al amor propio indómito. Entonces, con tu corazón vaciado, el Espíritu Santo podrá entrar en ti, encontrar espacio en ti y darte la Paz.

Esta Paz que sólo Dios puede dar, ¡el mundo no la conoce! Y aunque vivieras mil años buscando esta Paz en los placeres del mundo, en el dinero, los honores y las glorias, nunca, nunca la encontrarías. Porque esta Paz es del Cielo, no es de la Tierra y las cosas de la Tierra no pueden darla, no pueden producirla. Del mismo modo, los placeres carnales y sensuales, por mucho que se busquen, no pueden dar la Paz que sólo puede dar el Cielo.

Abrid vuestros corazones a esta Paz, para que entre en vuestro corazón, permanezca con vosotros y produzca en vosotros la inalterable, la inmutable Paz que sólo Dios puede dar y que permanece con un corazón bien unido a Él.

En este momento os bendigo a todos con amor y os digo: Rezad más, preparaos para encontraros mañana con Dios Padre. Preparad vuestro corazón con más oración para que Su gracia llene verdaderamente vuestras almas.

Ahora todos os bendecimos con amor desde Siracusa, Catania y Jacari".

(Marcos): "Hasta pronto