Mensajes a Edson Glauber en Itapiranga AM, Brasil

 

domingo, 12 de abril de 2020

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

 

¡Paz a tu corazón!

Hijo mío, se han dado muchos signos al mundo, pero el mundo no ha querido convertirse y abrir su corazón a mi amor. El signo más bello y grandioso fue que mi Madre Inmaculada viniera durante tantos años al mundo para transmitir sus santos mensajes.

Muchos fueron los que cerraron sus oídos a sus palabras maternales. Muchos fueron los que ridiculizaron y se burlaron de su amor puro y santo, combatiendo su presencia real y santa en muchos lugares del mundo. Se han reído, se han burlado, han impedido que muchas almas la oyeran, acogieran y vivieran sus peticiones maternales comunicadas con tanto amor, dolor y preocupación.

Hijo mío, mi Corazón ha sido herido y ofendido más de una vez, cuando ultrajaron a mi Madre y la trataron como a una mujer cualquiera, como a la persona más insignificante. Y siguen infravalorándola, quitándole los honores, virtudes y privilegios que le he concedido por su gran amor, humildad, obediencia, aceptación y entrega total a mi Divina Voluntad. Ninguna otra criatura, ni angélica ni humana, ha alcanzado tan gran santidad y perfección, como mi Madre Inmaculada, la toda pura y sin mancha del pecado original y después de mi Madre Santísima, ninguna otra criatura es tan santa y agradable a mi Divino Corazón, dándome el amor que lo consuela, que perfuma mi Trono en el cielo, lleno de virtudes y méritos que mi Justo, mi Virgen Padre José. Después de ella, es la persona más poderosa del cielo, de quien tiembla todo el infierno y de quien se aterroriza. Pide la ayuda de San José, pues aún no te has dado cuenta del gran poder de su intercesión ante la Santísima Trinidad en el cielo. Él lo obtiene todo cuando se presenta ante mi Trono. Yo no puedo negarle nada. No puedo resistirme a sus peticiones, él que con tanto amor se dedicó a cuidar de mí, del Verbo hecho carne y de mi Santísima Madre, en este mundo, con sus trabajos, su sudor, sus dolores y lágrimas derramados para protegernos de los peligros de la época en que vivíamos, para que se cumpliera la voluntad del Padre.

Recuerda, hijo mío: cada época tuvo sus peligros crueles y terribles, pero Dios nunca abandonó a su pueblo y el mal nunca tuvo ni tendrá la última palabra.

Reza, reza, ésta fue la petición de mi Madre y Reina, la Reina del Rosario y de la Paz. En la oración está el profundo misterio de tocar el Corazón de un Dios, un Dios que se conmueve ante las súplicas de todos los que confían en su Amor Divino y por éstos hará grandes cosas.

¡Os bendigo!

Orígenes:

➥ SantuarioDeItapiranga.com.br

➥ Itapiranga0205.blogspot.com

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