Mensajes a Edson Glauber en Itapiranga AM, Brasil
miércoles, 25 de diciembre de 2019
Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

El Niño Jesús apareció majestuoso y radiante sobre el altar. Estaba vestido con una túnica blanca y una faja dorada alrededor de la cintura. Su vestidura parecía resplandecer el cielo estrellado que brillaba e irradiaba tan grandiosa belleza. Parecía tener unos cinco años. Me miró con tanto amor y me dio el siguiente mensaje:
¡Mi paz a tu corazón!
Hija mía, Mi amor abarca el mundo entero, pero muchos no quieren acogerlo y aceptarlo en sus vidas.
Toma de mi Corazón todas las gracias y bendiciones para ti y los tuyos.
Yo soy la Luz del mundo y brillo sobre la oscuridad de vuestras vidas con mi amor, para iluminar vuestros pasos, mostrándoos el buen camino que debéis tomar para vuestra conversión y salvación eterna.
Soy el Verbo increado y encarnado, la Palabra hecha carne que al ser acogida y aceptada transforma a los hombres en hijos de Dios.
Vive en mi amor, sé mío por amor, pues el amor que ama infinita e inmensamente a la humanidad no es amado por ella.
El demonio ha conseguido corromper a las almas, destruyendo en ellas el amor, a causa del modernismo y de las pasiones desenfrenadas. Muchas almas están espiritualmente muertas, sin fe y sin vida, porque se han dejado destruir por los pecados, que no se han confesado durante muchos años. Pide, hijo mío, pide mi gracia divina para los pobres pecadores. Suplica mi misericordia para todos ellos. Cuando hay alguien que intercede y suplica por sus hermanos pecadores, mi Corazón Divino se conmueve de compasión y deja de perseguir su terrible justicia, merecida por todos ellos, para dejar sitio al perdón y a la misericordia, obtenidos por los que se sacrifican y rezan.
Observa los terribles pecados del mundo. Todo acto de reparación apacigua y acorta la terrible sentencia que pesa sobre la humanidad ingrata.
El amor repara los pecados, no unos pocos, sino muchos. Recuerda mis palabras: se le perdonaron muchos pecados, porque amó mucho. Pero a quien poco se le perdona, poco ama (Lc 7,47).
El amor, misterio y esencia divina de un Dios Todopoderoso y Fuerte. En el amor reside la fuerza del cristiano. Nada hay más fuerte y poderoso que él, pues el amor es fuego divino que no consume, es vida para las almas, es el nuevo mandamiento y testamento dejado por un Dios que ama a la humanidad: amaos los unos a los otros, como Yo os amo.
Mi amor no decepciona a nadie. Mi amor no amaina, sino que eleva a las almas a las aspiraciones más santas y divinas.
Mi amor es una savia transformadora que purifica vuestras almas de todo rastro de imperfección y pecado. Os amo y con mi amor os bendigo, con mi amor os salvo, con mi amor os doy la vida eterna.
Amad, y el cielo ya estará presente, en medio de vosotros, aquí y ahora, haciendo nuevas todas las cosas. Gracias por escucharme. ¡Te bendigo!
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