miércoles, 5 de marzo de 1997

Mensaje de San José a Edson Glauber en Manaus, AM, Brasil

¡La paz esté con todos ustedes!

Mis queridos hijos: renuncien a las cosas del mundo, principalmente a las cosas superfluas, porque no valen nada en el Reino de los Cielos. Si quieren agradarme, sean sencillos y pequeños, porque es en la sencillez y la humildad donde el corazón de mi Madre se complace.

Hijos, deben rezar, rezar, rezar, y en la oración colóquense totalmente en las manos de Dios. Cuando el hombre vive en unión con Dios, todo y todos parecen insignificantes, porque toda su vida está sumergida en este amor puro y santo. Hijos, rezar y abandonar la vida de pecado. Líbrense de todo pecado confesando y recibiendo la Comunión.

Los estaré esperando a todos, con los brazos abiertos, en la casa de mi Divino Hijo Jesús, que es la Iglesia, y especialmente más vívidamente en cuerpo y alma en la Santa Misa. Hijos, quiero mostrarles que estoy más presente con mi Hijo Jesús en la Santa Misa, que en una de mis apariciones. Por lo tanto, si quieren sentir mi presencia y mi amor más profundamente, vayan a la Santa Misa todos los días. Rezad, rezad, rezad. Los bendigo a todos, con mi Corazón maternal rebosante de alegría.

Hijos, reúnanse más en oración ante el Santísimo Sacramento, para hacer adoraciones ante mi hijo Jesús en el Santísimo Sacramento. Allí, recibirán incontables gracias. Los bendigo a todos en nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén. ¡Nos vemos pronto!