sábado, 19 de agosto de 1995

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

¡La paz esté con ustedes!

Queridos hijos, yo soy la Virgen del Rosario y la Madre de Dios nuestro Señor.

Mi Hijo Jesucristo me envía aquí para invitarlos nuevamente a la conversión. Oren siempre el santo rosario. Es el rosario el que liberará al mundo entero del camino de la perdición. Jesús desea con mi presencia aquí en el Amazonas, derramar las gracias de su Misericordia y su Amor sobre todos ustedes.

Hijitos, oren, oren, oren mucho. El Señor me ha enviado a muchas partes de la tierra para invitarlos a la verdadera conversión. Oren mucho. Vayan a la Santa Misa. Oren, oren, oren.

Mis hijitos, Dios nuestro Señor desea mucho su sincera conversión. Muchos de mis hijos están en pecado, pero yo, su Madre Celestial, quiero invitarlos nuevamente a regresar al Señor. Yo, su Madre, les digo que los tiempos en los que viven son tiempos de gran peligro, así que oren el rosario. Deseo derramar sobre ustedes esta noche incontables gracias de conversión. Yo, la

Virgen del Rosario, los bendigo: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. ¡Nos vemos pronto!

Nuestra Señora estaba muy preocupada y angustiada hoy. Cuánto desea salvar almas para Jesús. A través de sus llamados, Dios nos concede tantas gracias y la posibilidad de regresar a su Corazón Misericordioso, a través del Inmaculado Corazón de su Santísima Madre, que late con amor por nosotros. Nuestra Señora a menudo le ha mostrado a mi madre y a mí su Inmaculado Corazón que brilla con llamas de amor. Hemos visto varias veces este Inmaculado Corazón suyo dentro de ella. Cuando esto sucede, parece que la parte delantera de su vestido se vuelve completamente transparente y podemos ver su Corazón latiendo en su interior. Con cada latido de amor, dispara llamas vivas en forma de luz que se dirige hacia nosotros y hacia el mundo. Entendí que dentro de ella su Corazón brilla tanto de amor de las llamas vivas como el sol que nos hace percibirlo y verlo todo iluminado en su pecho. Cuánto ama Nuestra Señora.

Cuando habló en el mensaje que nos invita a la verdadera conversión, entendí que en el mundo hay muchas conversiones falsas. Falsas en el sentido de que muchos afirman estar convertidos, pero no lo son realmente. Cuando una persona se convierte, se transforma y cambia totalmente, vestida con la gracia y la santidad que emana del Corazón de Jesús. El verdadero encuentro con Cristo nos lleva a un compromiso con Dios y a renunciar al mundo y a sus seducciones. Dios nos transforma y nos dejamos transformar por él en el hombre nuevo, nacido por la gracia. La persona que dice que está convertida y continúa haciendo las mismas malas acciones está equivocada. Ni siquiera ha comenzado su conversión y no ha conocido verdaderamente a Dios