martes, 21 de enero de 2020

Fiesta de María, Protectora de la Fe - 34º Aniversario

Mensaje de la Santísima Virgen María dado a la vidente Maureen Sweeney-Kyle en North Ridgeville, Usa

La Santísima Virgen María dice: «Alabado sea Jesús».

"Queridos hijos, hace muchos años, acudí a este Mensajero* solicitando el título de "Protectora de la Fe". Mi petición fue denegada** y difamada por aquellos que se negaban a reconocer la gran crisis de Fe que estaba comenzando y que se convertiría en algo común en toda la Iglesia. Ahora, en los tiempos actuales, la verdadera Fe sólo se mantiene en los corazones de un menguante Remanente de Fieles. Lo que los poderes fácticos consideraban innecesario hace tantos años, ha demostrado ser un arma llena de gracia en la batalla por guardar y proteger el Depósito de la Fe en los corazones y en la propia Iglesia. Este título -Protectora de la Fe- ha demostrado no ser un título más, sino un escudo de gran poder contra la apostasía. Nadie, de cualquier sabiduría, podría en Verdad negar esto».

"Por ello, vengo hoy, para reiterar la grave necesidad de este título a pesar de que no sea reconocido por ninguna autoridad. Acudiré en ayuda de cualquiera que busque Mi asistencia ante la incredulidad o la persecución del pensamiento liberal. Protegeré el don de la Fe que Dios ha depositado tan generosamente en los corazones. Yo soy vuestro escudo contra los incrédulos».

"Nunca abandonaré a los Fieles, ni siquiera hasta la muerte. Sois Mis hijos - Yo soy vuestra Madre. Os sostengo en Mis Brazos y os abrazo en Mi Corazón. Os fortalezco contra cualquier debilidad. Llamadme por Mi Nombre - Protectora de la Fe».

* Maureen Sweeney-Kyle.

** Nota: Tras consultar con un teólogo de la diócesis de Cleveland, el obispo rechazó la petición de Nuestra Señora del título de «Protectora de la Fe», afirmando que ya había demasiadas devociones a la Santísima Madre y a los santos. Nuestra Señora solicitó este título al obispo de Cleveland en 1987.

Lee Efesios 2:19-22+.

Así que ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la piedra angular Cristo Jesús mismo, en quien todo el edificio está unido y va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también estáis edificados para morada de Dios en el Espíritu.