Queridos hijos, María Inmaculada, Madre de todos los pueblos, Madre de Dios, Madre de la Iglesia, Reina de los Ángeles, Auxilio de los pecadores y Misericordiosa Madre de todos los niños de la tierra, mirad, hijos, hoy viene a vosotros para amaros y bendeciros.
Hijos, nunca perdáis la esperanza de que la paz y la tranquilidad vendrán a toda la tierra! Orad por ellas, dicen que siempre hay acuerdos con el dios del dinero porque así tratan al dinero como si fuera Dios, pecando! Nada se compara con Dios, con la grandeza de Dios, con el poder de Dios! Incluso el dinero tiene su mal poder, mirad lo que pasa por dinero en esta tierra: os matáis unos a otros y cuando las cosas mejoran un poco os odiáis para siempre.
Repito: "LLEGARÁ EL DÍA, OH SÍ, LLEGARÁ CUANDO VOLVÁIS A LA CASA DEL PADRE Y NO TENDRÉIS ROPA, NO TENDRÉIS BOLSILLOS, Y EL DINERO NO OS SERÁ DE CONSUELO EN ESE MOMENTO; AL CONTRARIO, OS HARÁ MALDITOS PORQUE LO DEJARÉIS EN ESTA TIERRA. REPITO, NADA SE COMPARA CON LO QUE ENCONTRARÉIS: ENCONTRARÉIS A DIOS, Y DIOS NO TIENE RIQUEZAS, PERO ES RICO EN PODER Y AMOR!"
Aquí, niños, nunca perdáis vuestra curiosidad por Dios, buscadlo con ansia y cuando lo encontréis, deleitaos en su belleza y santidad, refrescaos con ellas!
GLORIA AL PADRE, AL HIJO Y AL ESPÍRITU SANTO.
Hijos, la Madre María os ha visto a todos y amado a todos desde lo más profundo de su Corazón.
Os bendigo. REZAD, REZAD, REZAD!
NUESTRA SEÑORA ESTABA VESTIDA DE BLANCO CON UN MANTO AZUL, LLEVABA UNA CORONA DE DOCE ESTRELLAS EN SU CABEZA Y HABÍA FREESIAS AMARILLAS BAJO SUS PIES.
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