Mensajes de diversas orígenes
lunes, 26 de agosto de 2024
Reconquista - La Ciudadela de Mi Corazón
Mensaje de Nuestra Santísima Madre a la Hermana Amapola en New Braunfels, Tx, Usa el 15 de Agosto de 2024, Dictado en Español y traducido por la Hermana al Inglés
Hijos míos,
Vuestra Madre os habla desde el Cielo -el Cielo al que os llama, hacia el que os guía, del que os recuerda para que no perdáis el camino, ni se entristezca vuestro corazón por sentiros solos. [2]
Os llamo a Mi Corazón, al Refugio creado por el Padre para vosotros para estos tiempos.
Hijitos de Mi Corazón, [sonreíd] con cuánto Amor os contemplo, y os agradezco cada muestra de vuestro afecto, de vuestro amor por Mí -cuánto Me consoláis.
Recojo vuestras ofrendas de Amor y de expiación y de reparación al Corazón Herido del Padre, y las uno a Mi Ofrenda y a la Ofrenda de Mi Jesús.
Gracias, hijos, por estas ofrendas de reparación ante tanto odio a Aquel que es Amor.
Especialmente en este día os doy las gracias, amados hijos Míos, Sacerdotes de Mi Hijo - conozco vuestros esfuerzos; veo vuestras humillaciones y sufrimientos; veo a Mi Jesús en Su Trono en vuestros corazones y me alegro de vuestra fidelidad y Amor.
Y veo cuánto cansancio y desánimo lleváis -un peso tan grande- al ver la devastación de todo lo que el Padre ha creado.
Hijitos Míos, venid a recuperar vuestras fuerzas en Mi Amor, venid a traerme todo el sufrimiento de Mis hijos, venid a unir vuestro corazón al Mío, y como niños pequeños, venid a descansar en Mi Corazón.
Os bendigo, hijos Míos. Tened ánimo. No trabajáis solos, no trabajáis en vano. Cada oración, cada trabajo tendrá su fruto.
Permaneced a Mi lado, no os separéis de Mí, y Yo os guiaré siempre hacia la Voluntad del Padre, sobre todo cuando la niebla de las tinieblas y del pecado se haga más espesa y horrible. Dejad que Yo os guíe, y de Mi Mano podréis guiar a Mis hijos, alimentarlos, curarlos.
In Persona Christi, hijos. En todo momento, en toda circunstancia.
Me tenéis como Mi Hijo Me tuvo a Su lado, en todo momento.
In Persona Christi.
Cuántos de vuestros hermanos han olvidado estas breves -pero esenciales- palabras en vuestra Vida Sacerdotal. Sin ellas, hijos, no hay Sacerdocio. Todo en Jesús. Todo a través de Jesús. Todo con Jesús.
Jesús, Jesús, Jesús.
Su Persona. Su Corazón. Su Cuerpo y Su Sangre. Su Rostro. Su Ofrenda. Sus Heridas. Su Nombre. Su Obediencia absoluta a la Voluntad del Padre.
Éstas son vuestras «armas» para reconquistar los corazones de Mis hijos que os hemos confiado.
Permaneced en Él, hijos.
Conocéis los tiempos, hijos. Conocéis lo que Nosotros hemos anunciado. Conocéis las consecuencias ante tantas ofensas al Padre. Conocéis el poder de Nuestro enemigo y de su ejército, extendido por todo el mundo y presente en todos los ámbitos de vuestras vidas. Conocéis la terrible confusión que hay y que lo rodea todo, y en particular a Mi Iglesia.
Hijos míos, estad alerta, para que podáis mantener alerta a Mis hijos.
Os hemos dicho que la cátedra de Pedro y de los Apóstoles ha sido usurpada.
La Iglesia está sitiada, hijos.
-
Rodeada por las fuerzas de Satanás, y como una ciudad cuyas murallas han sido derribadas, no hay refugio seguro salvo en la Ciudadela.
Mi Corazón es la Ciudadela, la Torre, el Bastión, donde hay refugio seguro, paz, Luz, consuelo; donde la Verdad brilla sin mengua, donde los soldados de Mi Hijo son formados y fortalecidos, listos para salir a luchar cuando llegue la Hora, cuando suene la Trompeta.
Entrad y traed con vosotros, en vuestros corazones, a todos Mis hijos.
Venid, hijos, entrad en el Refugio preparado para vosotros.
Y así como después de la muerte de Mi Hijo los Apóstoles y discípulos se dispersaron, así ahora Mis hijos están dispersos, llenos de miedo y confusión.
Y así como en aquella Hora -la Hora de Mi Ofrecimiento en el dolor y en la espera aplastante- llamé y reuní en torno a Mí a las ovejas dispersas de Mi Hijo y a los que estaban llamados a ser sus pastores, así en esta Hora tremenda reúno a Mis hijos y a Mis Sacerdotes-hijos en Mi Corazón, en torno a Mí, y os doy Luz, esperanza y la certeza de la venida de Mi Jesús y de Su Victoria -la intervención directa del Padre para renovar y reconquistar Su Creación.
Y así como una vez más reuní a los Apóstoles a Mi alrededor en oración para implorar y preparar la venida del Santísimo Espíritu de Dios -el Espíritu de la Verdad y de la Luz-, así ahora os reúno de nuevo a vosotros, Mis amados hijos, Mis Sacerdotes, para que imploréis Conmigo la nueva venida -el nuevo Pentecostés que restaurará todo lo que es a su estado original.
Permaneced Conmigo en Paz y Esperanza.
Os necesito Conmigo, hijos, para que juntos podamos reunir a los que han sido dispersados por la confusión y el miedo y traerlos al redil de Mi Jesús.
Os daré Luz en vuestras situaciones particulares.
Vengo a vosotros como el amanecer, [sonríe] después de una larga noche de tormenta.
Cada uno de vosotros Me es necesario.
Cada uno de vosotros tiene Mi Amor particular.
Mi Rostro, Mi Nombre, Mi Amor, son vuestra protección ante cualquier ataque a vuestro Sacerdocio, al rebaño confiado a vuestros cuidados.
Vuestra Madre os acompaña y os bendice. Tu Reina te da las gracias y te llama. Respirad Mi Amor para que tengáis la claridad de Dios en vuestro corazón. Os bendigo, hijos de Mi Corazón, y bendigo a Nuestros pequeños que pastoreáis.
Hijos Míos, todos vosotros:
Rezad por Mis Sacerdotes, rezad por vuestros hermanos llamados a tal sacrificio y a tal responsabilidad. [Gracias, hijos.
-
Hijos Míos, que lleváis el Palio Apostólico [3] , es la Hora, hijos, de levantaros, como hizo San Miguel -Mi amado Arcángel-: «¡Quién como Dios!»
Levantaos a Mi lado, bajo Mi Manto. Para que los hijos de Dios os vean y reconozcan en vosotros a Mi Hijo. [4]
Es el Tiempo, hijos.
No temáis, Yo estoy a vuestro lado.
Y todos vuestros hermanos que fielmente llevaron y defendieron y murieron por la Verdad [5] se levantan y os acompañan en espíritu en esta Hora terrible, en la que todo aspecto de la Verdad es despreciado, tergiversado, atacado.
No estáis solos.
¿A quién perteneces?
Recibid la Luz que os doy, para que viendo como Yo veo, podáis comprender Mi Corazón y podáis levantaros.
Sé, hijos, lo que os pido. [6]
Pero os lo pido en el Nombre de Mi Jesús.
Os lo pido por Amor al Padre.
Os lo pido en la Plenitud de la Luz del Santísimo Espíritu que descendió sobre vosotros para ungiros y hacer de vosotros Altares santos para la Ofrenda perfecta de Mi Jesús.
In Persona Christi, hijos Míos.
Comprendo vuestros cuestionamientos, dudas, inseguridades ante la confusión. Y por eso vengo a vosotros, por eso os llamo y os hablo, Mis pequeños, por eso vuestra Madre se compadece de vosotros y os ayuda a ver, a levantar los ojos Conmigo y ver cómo ve el Cielo, y ver lo que se avecina -tanto el horror como la Esperanza- y así poder reunir a Nuestros hijos en Mi Corazón, en la Ciudadela Santa y Segura.
Hijos, miradme y no temáis. [7] [suave sonrisa]
Os miro a todos vosotros -Mi pequeño gran Ejército- y Me llenáis de alegría. Vuestra respuesta a Mi llamada, vuestra obediencia a la Voluntad del Padre, vuestro Amor y vuestra caridad para con vuestros hermanos y hermanas envueltos en las tinieblas.
Dadme vuestras sonrisas, hijitos Míos, pues cuánto contienen estas sonrisas ofrecidas en medio de la gran batalla. [8] Yo lo recibo todo.
Estad en Paz, Mi pequeño rebaño.
Yo os guiaré en cada paso.
Recordad que la Luz de Dios es infinitamente mayor que las tinieblas más profundas. Grabad esta Verdad en vosotros y no la olvidéis.
Toda otra «luz» se desvanece, pero la Luz de Dios permanece viva, fuerte, eterna, hermosa.
Hermosa, hijos, no os lo podéis imaginar. [sonrisa]
Os traigo destellos, pequeños rayos, de esta Luz infinita a la que podréis sobrevivir, pero la plenitud de esta Luz -que un día os envolverá por completo- os recompensará por todo, os curará de todas las heridas.
Recuerda que esta Luz te espera. [sonrisa]
Os bendigo, Mis pequeños.
A cada uno de vosotros. Os dejo Mi Amor y Mi Luz: Mi Jesús.
Decid Conmigo:
«Bendito y alabado sea, en todo instante y en todo lugar
sea el Santo Nombre de Jesús. Su Sacratísimo Corazón. Su Preciosísima Sangre.
Y Su Cruz sea nuestro refugio y salvación. Jesús, Jesús, Jesús».
Estad en Paz,
Permanece en Mi Corazón.
Tu Madre que tanto te ama,
María Santísima,
Reina del Cielo y de la Tierra,
Y Refugio de todos los hijos de Dios.
Nota: Las notas a pie de página no las dicta Dios. Las añade la Hermana. A veces la nota a pie de página es para ayudar a aclarar al lector el sentido que la Hermana da al significado de una determinada palabra o idea, y otras veces para transmitir mejor el sentido del tono de Dios o de Nuestra Señora cuando hablaban).
[1] Este escrito se comenzó durante la Hora Santa pública de la Fiesta de la Asunción; se continuó durante la Hora Santa del día siguiente y se terminó esa misma noche. Han sido días de muchas interrupciones y obligaciones y de mucho agotamiento; creo que por eso se dictó por partes. He utilizado dos guiones (- -) para indicar y separar las distintas partes.
[2] Percibí en este escrito que Ella estaba alegre, mirando a Sus hijos que le han respondido, que la aman. Cuánta ternura. A menudo está afligida, pero en esta ocasión percibí una tierna alegría, como una Madre que se conmueve por el amor de Sus hijos.
[3] El palio es una vestidura litúrgica que confiere la Santa Sede y que llevan exclusivamente los Arzobispos (Metropolitanos) como signo de su autoridad sobre una provincia eclesiástica. La Virgen se dirige aquí directamente a los Arzobispos. Mi sensación es que Ella les pide que se levanten primero, para apoyar y permitir a los Sacerdotes que también se levanten.
[4] Hoy se habla mucho de «ser como Jesús». A menudo se entiende en un sentido parcial, por ejemplo, ser caritativo con los pobres o luchar por la justicia, que son formas buenas, pero muy limitadas, de parecerse a Él. Sin embargo, la esencia de «ser como Jesús», de imitarle en Su Misión de Redentor, es hacer y decir exclusivamente -como Él mismo hizo- todo lo que el Padre pide que se diga y se haga.
[5] Cuando Ella dijo estas palabras, percibí a un gran número de hombres que llevaban lo que parecían escudos, muy sólidos, robustos, y en estos escudos estaban las palabras del Credo. No es algo que vea con los ojos, sino una percepción interior que no sé cómo se comunica -no es a través de los sentidos-, pero que, no obstante, es real.
[6] Pronunció estas palabras muy seria y solemnemente, como si se abriera ante Ella un vasto panorama y viera todas las consecuencias y sufrimientos que implica este levantarse. Difícil de expresar con palabras. Y al mismo tiempo con una comprensión y compasión infinitas... palabras breves pero muy completas.
[7] Cuánta ternura en estas palabras...como una caricia.
[8] La sonrisa que nace de la confianza, de la Fe, de la certeza de la Victoria y de la cercanía de Su Presencia y de Su Amor. La sonrisa enviada al Cielo en medio del dolor, del miedo, de la confusión, que se convierte en unión con Dios, y que es como una bofetada al enemigo, que hace todo lo posible para que sólo nos miremos a nosotros mismos y a las tinieblas con las que intenta rodearnos, para que caigamos en el orgullo, en el miedo, en la desesperación. Por eso, cuando la Virgen nos pide que le sonriamos, es para ayudarnos a mirar al Cielo y a la Luz. Cuando sólo nos miramos a nosotros mismos, a las tinieblas, dejamos de sonreír y las tinieblas nos envuelven. Y Ella nos ayuda a superar ese gran peligro con algo tan sencillo como una sonrisa. ¡Impresionante!
Origen: ➥ MissionOfDivineMercy.org
El texto de este sitio web se ha traducido automáticamente. Por favor, disculpa cualquier error y consulta la traducción al inglés.