Mensajes de diversas orígenes
martes, 28 de mayo de 2024
Reconquista - Fuerza de un Nuevo Pentecostés
Mensaje de Nuestra Santísima Madre a la Hna. Amapola en New Braunfels, Tx, Usa el 21 de Mayo de 2024, Dictado en Español
Nuestra Madre Santísima:
Mis queridos hijitos,
Os hablo desde Mi nuevo Tepeyac,[1] donde reuniré todas las Palabras que os he dicho a lo largo de los siglos; donde renovaré todas las diversas Gracias que vuestro Padre Celestial ha concedido en Mis santos lugares como sello de Su Amor y Bendición, y como respuesta a la oración de Mi Corazón de Madre por todos Mis hijos[2].
Cuánto os amo, hijos, con el Amor del Padre, y de Mi Hijo, y del Santísimo Espíritu de Dios, que desciende a Mi Corazón como una llama y de allí, como de un manantial de agua, os lo doy a beber - para consolar vuestros corazones, para curar las heridas de vuestros espíritus, para sanar vuestros cuerpos si es necesario para vuestra salvación.
Y para daros el aliento de que no estáis solos.
Hijos míos, pequeños de Mi Corazón, veo todas vuestras heridas, ninguna pasa desapercibida. Así como lavé y besé cada una de las Llagas de Mi Jesús, así hago con vosotros: beso para consolar y extraer el veneno que Satanás en su envidia os ha inyectado con todas sus maquinaciones y engaños.
Limpio vuestras llagas con Mis lágrimas, las cubro con Mi Amor, tomo posesión de ellas y las ofrezco al Padre, junto con las Sagradas Llagas de Mi Jesús.
Todas las heridas causadas por el dolor y la desobediencia, y la envidia de Satanás - junto con las Purísimas y Santas Llagas de Mi Jesús, del Cordero Inmaculado, Inocente, Inmolado por Amor. Las que han de ser reparación para los demás.
Mirad las Llagas de Mi Jesús, las que lleva en Su Santísimo Cuerpo y las que han lacerado Su Corazón; y que viven reflejadas en Mi Corazón.
No las olvidéis, hijos.
Que os den Esperanza y Fortaleza.
La Esperanza cierta del Amor inconmensurable de Dios por Sus criaturas, por cada una de ellas.
El Amor que busca el bien Eterno. Eterno , hijos. No os confundáis ni olvidéis que todo lo que veis y vivís pasará. Y que debéis vivir para esta eternidad - para el abrazo Divino que os rodeará y os llenará y os sanará y en el que encontraréis todo lo que desea vuestro corazón.
No aquí, hijos, en esta tierra que ahora está llena de pecado y muerte para el espíritu.
La tierra misma gime, hijos, al ver tan grandes ofensas contra el Corazón de Dios. Y la tierra misma será renovada, embellecida, purificada, para ser un hogar y un recipiente dignos de la Iglesia Renovada, de los cielos nuevos y de la tierra nueva.
Hijos, ahora más que nunca, renovad vuestra Esperanza mediante vuestra Fe en lo que os decimos y en lo que hacemos en vuestro favor.
Mirad al Cielo, al Hogar que está preparado para vosotros desde el principio.
Deja a un lado los anhelos humanos y elévalos, mediante tu Fe y tu Esperanza pura y Santa, en anhelos de Dios, anhelos de eternidad.
Lo demás pasa, ¡y qué rápido pasa!
Cumple las obligaciones de tu estado de vida, pero empieza a vivir la Esperanza del Cielo y de Aquel que mora en él y que te espera.
El fruto de la Fe es la Esperanza, y el fruto de la Esperanza es la Fortaleza. Y todo esto conduce al Abandono en Dios.
Por eso te pido Fe, por eso te hablo de Esperanza, y de la Fortaleza que te lleva a despreciar los tesoros perecederos de la tierra para apreciar en su plenitud el Tesoro del Amor de Dios que será tu recompensa en el Cielo.
Mira las Santas Llagas de Mi Jesús. Míralas en Mi Corazón. Esconde tus heridas en las Nuestras, permitiendo que Nosotros las lavemos en la Sangre y el Agua que brotaron de Ellas, para que -purificadas del veneno de Satanás y de tus propias acciones y ofensas- sean aceptables a Nuestro Abba como Ofrenda de Amor, imitando la Ofrenda Santísima que todo lo obtiene.
Hijos, respirad esta Verdad, dejad que entre como Aire Puro en los rincones más profundos de vuestro ser y os libere de cualquier hedor de Satanás y de los criterios humanos que tanto os perjudican.
Hijitos míos, os sentís débiles, incapaces de hacer lo que os pedimos, incapaces de resistir; derrotados, angustiados, al borde de la desesperación.
Hijitos Míos, Yo Sé. Y que lo que más os duele es Nuestra aparente indiferencia ante vuestro sufrimiento; que nada cambia, que nada sucede, que vuestras oraciones parecen estrellarse contra un Cielo cerrado[3]. Y cuánto os hace sufrir esto. Lo Sé. Y Tu Madre Se Compadece De Ti Y Por Eso Te Habla - Para Decirte Que Cada Gota De Tu Sufrimiento Está Contada Y Recibirá Su Consuelo.
Para deciros que para formar Mi Ejército es necesaria una formación muy dura, el tiempo es corto y debéis ser formados en el crisol del sufrimiento, de la sequedad y del aparente abandono por Nuestra parte, para que la semilla de la Fe germine -en la oscuridad- y eche raíces -en la oscuridad- y crezca fuerte y vigorosa, capaz de soportar lo que se os viene encima.
Hijos, vuestra Madre sabe a qué os vais a enfrentar y os prepara .
Esta preparación requiere que veáis el Rostro de Mi Jesús - Su verdadero Rostro, no el distorsionado que muchos de vosotros habéis aprendido y que ahora os causa tanta confusión y angustia, porque, al no ser la Verdad , hiere vuestra alma[4].
Os mostraremos Nuestros Rostros y los llevaréis en vuestras almas como Joyas y como Escudos. Pero antes de recibirlos, hijos, debéis purificaros en la Fe.
Todas las pruebas que vivís, todas las angustias y las tinieblas - cuando Nos las dais, Nosotros las tomamos y las hacemos útiles - las antiguas, las presentes y las futuras. Hacemos que todo sea útil y llenamos todo de vida, cuando Nos lo das.
No ves la germinación de una semilla: cómo, de estar dura y seca y rodeada de una oscuridad total, empieza a hincharse y a transformarse.
Lo mismo ocurre con vosotros, hijitos, cuando aceptáis con Fe lo que el Padre, lleno de Amor por Sus hijos, permite[5].
Por eso os digo: mirad con ojos de eternidad y anhelad con corazón de eternidad -mediante la Fe y la Esperanza- y así tendréis la Fuerza para dar un paso más, y otro después de ése, durante este tiempo de preparación inmediata para la batalla.
Os recuerdo una vez más lo que les ocurrió a Mis amados hijos-apóstoles en Pentecostés: Fueron transformados y fortalecidos para cumplir la misión que se les había confiado, a toda costa y sin escatimar sacrificios.
El Santísimo Espíritu de Dios descendió a sus corazones y completó y selló su preparación.
Lo mismo ocurrirá con vosotros, hijitos. No tengáis miedo.
Lo que vivís ahora -cada uno de vosotros, y cada uno en circunstancias tan variadas- forma parte de esta preparación previa a Su Venida. Es la purificación, la eliminación de las vestiduras viejas y sucias, para ser revestidos con las vestiduras y el armamento de Mis soldados.
No Tengáis Miedo.
Confía, Cree, Espera.
Y recibirás Fuerza para vivir esta espera.
Sí, hijos, lo que se ha prometido se cumplirá, y lo que se ha anunciado tendrá lugar.
Los Ríos de Gracia brotarán de Mi pequeña Colina y recogerán todas las Aguas puras que el Padre ha hecho brotar en cada continente, pueblo y región.
Del mismo modo que reúno a Mi Ejército y lo uno a Mi séquito de Ángeles y Arcángeles y a todos los Coros Celestiales, así se reúnen todas las Gracias dadas a lo largo de los siglos para ser renovadas, purificadas y derramadas de nuevo en una abundancia inimaginable.
El Nuevo Pentecostés que sellará la preparación de Mi Ejército y lo alistará para la batalla, en la que se reunirán también todas las fuerzas del mal[6].
La Batalla está ganada, hijos, pero hay que librarla, vivirla y ofrecerla.
Hijos, no intentéis comprender con vuestros razonamientos, pues se trata de Misterios Divinos imposibles de entender en esta tierra, dadas las tremendas limitaciones de tiempo y distancia y de vuestra limitadísima capacidad de comprensión[7].
Pero un día, hijos, veréis estos Misterios abrirse ante vuestros corazones y vuestras mentes como la apertura de una flor, como la salida del sol al amanecer, y los contemplaréis en toda Su belleza, Verdad, armonía, y comprenderéis el Amor inefable que está en el centro de cada Misterio.
Hijos, por ahora aún no podéis recibirlos y por eso son necesarias la Fe y la Esperanza, para que en medio de las tinieblas que Satanás ha conseguido extender sobre toda esfera humana, podáis ver En la Fe, y Aceptar En la Fe, y recibir En la Fe, y amar En la Fe estos Misterios Divinos -los «porqués» que os causan tanta angustia- hasta el momento en que podáis recibirlos en plenitud.
Hijos míos, todos vosotros -cada uno de los que camináis por esta tierra, que habéis nacido de la Voluntad del Padre, y que habéis sido rescatados por Mi Hijo en la Cruz, y que estáis siendo preparados para recibir la Luz Divina del Santísimo Espíritu de Dios- recordad el Cielo y el Amor que os espera.
Recuerda que tu Madre te ama y está a tu lado.
Recuerda que todo lo que se ha anunciado se cumplirá.
Recordad que lo que vivís ahora no es nada comparado con lo que el Padre os tiene preparado: la alegría eterna.
Recordad, hijos, que todo es formación, que en todo hay Gracia para ayudaros, y que tenéis una Madre que intercede por Sus hijos noche y día ante el Trono y el Corazón de Dios.
Yo Soy vuestra Madre. Yo te amo. Yo te guío, no dudes en tomar Mi mano. Os conduciré al cumplimiento de la Ley Divina; os conduciré a la aceptación de vuestras misiones particulares; os conduciré por el camino de la curación de tantas heridas que lleváis. Os conduciré paso a paso, segundo a segundo, hacia el Corazón del Padre.
Sois Mi Ejército, hijos, y necesito soldados fuertes y valientes; llenos de Fe y Esperanza, para dar Luz a vuestros hermanos.
Miradme, hijos, cuando sintáis que estáis a punto de derrumbaros. Miradme y no tengáis miedo.
Venid a Mi Corazón, hijos. No tengáis miedo.
Desde Mi pequeña Capilla, Mi pequeña Colina, os bendigo y os estrecho a Mi Corazón.
Alzad Vuestros Ojos, Pues Vuestra Salvación Está Cerca[8].
A Aquel Que Está Sentado En El Trono, Y Al Cordero, Sean Alabanza, Y Honor, Y Gloria, Y Poder, Por los siglos de los siglos.
Amén».
[9]
Amén, niños.
Decidlo Conmigo:
Amén.
Que así sea.
Vuestra Madre que os ama y os bendice,
María Santísima, la Estrella de la Mañana
que anuncia la llegada del Sol de Justicia y Verdad.
Tu Reina y tu Paz.
Extractos de las Palabras de Nuestra Señora de Guadalupe a San Juan Diego en 1531 en México, recogidas en el Nican Mopohua.
«Ten por cierto, hijo mío, el más pequeño, que Yo soy la perfecta y Siempre Virgen Santa María, Madre del Dios verdadero, por Quien se vive, la Creadora de la humanidad, la Dueña de lo que está cerca y más allá, la Dueña del cielo y de la tierra. Deseo ardientemente que aquí Me construyan mi casita sagrada, un «Teocalli» (Casa de Dios), donde Le mostraré, Le exaltaré y Le haré manifiesto; donde Le ofreceré a todo el pueblo con todo Mi amor, Mi mirada compasiva y Mi ayuda, Mi salvación.
Porque Yo soy verdaderamente vuestra Madre misericordiosa, vuestra y Madre de todos los que viven unidos en esta tierra; y de toda la humanidad, de todos los que Me aman, de los que claman a Mí, de los que Me buscan, de los que confían en Mí. Allí escucharé su clamor, su tristeza, para poner freno a sus diferentes dolores, a sus miserias y penas, para remediar y aliviar sus sufrimientos.
Así que para realizar lo que mi mirada compasiva y misericordiosa pretende, ve al palacio del obispo de México y dile que te envío para hacerle saber lo que deseo profundamente, que me proporcione una casa, que construya mi templo en la llanura... Ahora hijo mío, el más pequeño, has oído mi voz; ve y haz todo lo mejor que puedas».
...
" Te ruego encarecidamente, hijo Mío más pequeño, y te ordeno solemnemente que mañana de nuevo vayas a ver al obispo. Por Mi parte, hazle saber, hazle oír Mi deseo, Mi voluntad, para que haga, construya el templo que te pido. Así que, una vez más, dile que soy Yo personalmente, la Siempre Virgen, Santa María, la Madre de Dios quien te envía».
...
«Escucha y guarda en tu corazón, hijo Mío menor, que no hay nada que debas temer, nada que te aflija. Que ni tu rostro ni tu corazón se inquieten. No temas ésta ni ninguna otra enfermedad, ni nada que te golpee ni te aflija. ¿No estoy Yo aquí, Yo que soy tu Madre? ¿No estás a Mi sombra, bajo Mi protección? ¿No soy Yo la fuente de tu alegría? ¿No estás en el pliegue de Mi manto, en Mis brazos cruzados? ¿Hay algo más que necesites? No dejes que nada te aflija, te perturbe...».
Las notas a pie de página no las dicta Dios. Las añade la Hermana. A veces, la nota a pie de página sirve para aclarar al lector el sentido que la Hermana da a una palabra o idea determinada, y otras veces para transmitir mejor el sentido del tono de Dios o de Nuestra Señora cuando hablaban.
[1] Cuando Ella comenzó a hablar percibí fuertemente Su Presencia como Nuestra Señora de Guadalupe y la Gracia particular de Sus Apariciones en México - trayendo Su Presencia maternal y la Verdad de Dios a una situación histórica muy complicada; el encuentro entre dos culturas tan diferentes - la lucha entre el paganismo que estaba tan arraigado y el Cristianismo. Y cómo nuestra situación actual es similar (aunque ahora afecta no sólo a una pequeña región, sino a todo el mundo): la división entre el mundo que ha rechazado a Dios y se hunde de nuevo en el paganismo (y en cosas peores), y el mundo cristiano -tan fragmentado, atacado y debilitado- que se da cuenta cada vez más de que la única solución tendrá que venir del Cielo. Y que igual que en 1531 Dios intervino directamente, ahora también vendrá una intervención Divina directa -mucho mayor porque debe llegar a todas las almas y lugares.
Cuando Ella dice «Mi nuevo Tepeyac», no es para desmerecer o sustituir al Tepeyac original -muy al contrario-, sino para recordarnos lo que ocurrió en 1531, como motivo de esperanza, como recordatorio de las Verdades esenciales, y como consuelo y aliento al saber que Ella es verdaderamente nuestra Madre que cuida de nosotros, y que Dios está a punto de intervenir una vez más en nuestro favor. [Al final de este Mensaje incluyo varios extractos de Sus Palabras a Juan Diego, porque cuando Ella dijo: «Te hablo desde Mi nuevo Tepeyac», sentí esas palabras muy presentes y vivas].
[2] Cuando Ella dice que aquí se recogerán y renovarán todas las Palabras y Gracias que han sido concedidas a través de Sus Apariciones, Mensajes y diversas Manifestaciones a lo largo de los siglos, percibo que está aludiendo a las Manifestaciones que Dios nos ha anunciado y que sucederán pronto en esta pequeña colina. Que estas Manifestaciones venideras reunirán a todas las demás y mostrarán su origen Divino y volverán a hacer presentes las Gracias de cada una de ellas -como derramándolas de nuevo-, por eso Ella dice que de aquí brotará el Río de Gracia que unirá todas las demás Aguas. Es difícil explicar lo que percibo, pero definitivamente no se trata de una disminución de las otras Apariciones, sino de mostrar que todas forman parte del Plan de Dios, y que todas han ayudado y preparado para esta Hora.
[3] «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Jesús nos da el ejemplo de cómo, incluso después de haber sufrido la terrible agonía en el Huerto de Getsemaní, la traición de Judas, ser abandonado por Sus Apóstoles y Discípulos, ser juzgado, azotado, humillado y clavado en la Cruz, aún tuvo que sufrir la última gran herida, la herida de muerte. El aparente abandono del Padre. La Iglesia, siendo Su Cuerpo Místico, sufre ahora su Pasión. Y me parece que estamos en esos últimos minutos en los que el Padre pide el último sacrificio: el sentirse y verse, en apariencia, completamente abandonado por Dios. No nos oye, no viene -a pesar de que nos dice que vendrá «pronto». Ver y sentir nuestra aparente destrucción de tantas maneras. Y el esfuerzo sobrehumano de seguir creyendo, esperando, confiando. Es muy duro y agotador.
[4] Intuyo que «ver el Rostro de Mi Jesús» se refiere a conocerle en la Verdad, y no como tantas veces se nos ha presentado: quitándole Su Realeza, Su Sufrimiento, Su Divinidad, y convirtiéndole en un simple trabajador social idealista. Nuestras almas desean la verdadera Imagen del Rostro de Dios, y por eso estas distorsiones hieren el anhelo más profundo de nuestra alma: ver y conocer a Dios. Es también una referencia a la Gracia que Ellos han prometido conceder cuando Sus Manifestaciones vengan a la pequeña colina - que cuando veamos las Apariciones Sus Rostros queden grabados en nuestras almas, como un consuelo, pero sobre todo como una protección. Percibo que es una Gracia necesaria para poder resistir a las seducciones del Anticristo, que intentará hacerse pasar por «el Cristo», y que por eso es de gran importancia poder reconocer el verdadero Rostro de Jesús y Su Nombre en cualquier situación, y por eso Ellos los grabarán en nuestras almas.
[5] Breves palabras para expresar ese acto de nuestra alma que es tan grande y de tanta importancia que transforma la vida espiritual, y hace descender tantas Gracias sobre el alma y sobre el mundo entero.
[6] Creo que con este «todos» Ella está indicando que un signo de estos tiempos es el hecho de que todos los diferentes poderes malignos que en apariencia son independientes -pero que de hecho proceden del mismo plan del enemigo- ahora se están uniendo públicamente y alineándose entre sí. Por ejemplo, ahora vemos que el mismo espíritu de la negación de Dios domina las áreas de la educación, el gobierno, la ciencia, el entretenimiento e incluso la religión.
[7] Si es difícil comprender las razones de las enfermedades y calamidades que Dios permite en quienes Le aman, parece imposible contemplar los atroces sufrimientos de los niños y otras almas, en particular de aquellos cuya inocencia se destruye mediante abusos y ritos de una crueldad y oscuridad inimaginables que se les infligen. ¿Cómo conciliar este horror con un Dios que es bueno? Cuántos han perdido la fe al contemplar esta pregunta: ¿Por qué, Señor? Y creo que por eso Nuestra Santísima Madre nos dice que no tratemos de comprenderlo ni de encontrar una explicación humana. Sino que nos invita a confiar y a aceptar que Dios se reserva el conocimiento de estos «¿por qué?» hasta la Hora señalada. No se trata de apartar esos «¿por qué?» como si carecieran de importancia, sino de situarlos firmemente en la Fe y la Esperanza que nos dicen que «Dios sabe por qué» y que un día comprenderemos y veremos que Su Amor actúa en todo, incluso en las tinieblas más terribles.
[8] Lucas 21: 28.
[9] Apocalipsis 5: 12-14.
Origen: ➥ missionofdivinemercy.org
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