domingo, 12 de julio de 2020

Mensaje de Jesús

Hola, Jesús siempre presente en el Santísimo Sacramento. Te alabo, Te adoro, Te glorifico y Te doy gracias, Señor mío y Dios mío. Oh, cómo echo de menos estar en Tu presencia, Señor. Me entristece mucho saber que Te quedas solo e ignorado durante este tiempo de adversidad, pues permaneces oculto en muchos de los sagrarios de todo el mundo. Lamento este tiempo de separación, Jesús. Sin embargo, agradezco que se nos haya permitido volver a la Santa Misa. Señor, siento mucho que no hayamos tenido más fe, más valor, más audacia para Ti. En qué lamentables nos hemos convertido, Señor. Por favor, perdona a los obispos por seguir la corriente de los gobiernos locales. Algunos pensaban realmente que nos protegían, pero mi salud espiritual es vital para mí, Jesús, y me arriesgaría a exponerme a bacterias y virus para recibirte en la Santísima Eucaristía. Estaríamos protegidos si pusiéramos toda nuestra confianza en Ti.

Señor, gracias porque empiezo a sentirme mejor después de mi accidente. Gracias, Señor también por la oportunidad de ofrecer mis sufrimientos por las pobres almas. ¡Te amo, Jesús mío!

Gracias por el maravilloso tiempo que he pasado hoy con mi familia. ¡Te agradezco mucho que hayas contenido la lluvia todo el día, Jesús! Eres muy generoso y considerado. Estaba previsto que lloviera todo el día y tuvimos cielo azul y sol. Gracias, Señor Dios Creador del mundo. ¡También agradezco la lluvia que tuvimos ayer! Las plantas la necesitaban.

Señor, Tú conoces cada deseo de mi corazón, especialmente el deseo que tengo por las almas de mis hijos y nietos. Pongo todas y cada una de las oraciones por los demás y las necesidades de cada uno ante Ti, Señor. Por favor, haz Tu Voluntad en sus vidas, Jesús mío. Acompaña a todos Tus hijos, a los que están enfermos, a los que están solos y a los que morirán hoy o esta noche, especialmente a los que no están preparados para su muerte.

Jesús, ahora hay una locura total en el mundo. El conflicto y la tensión son evidentes en todas partes y especialmente en los corazones de la humanidad. Sé que esto es sólo el principio, Jesús. Lléname de Tu amor, de Tu luz, de Tu paz para que pueda llevarte al mundo. No sé cómo, Señor, pero Tú sí. Jesús, confío en Ti. Jesús, confío en Ti. Jesús, confío en Ti.

«Hija mía, hija mía. Tienes razón. Esto es sólo el principio. Éste es el tiempo, el comienzo del tiempo para el que te he preparado. Este es un pensamiento ciertamente aleccionador, y sin embargo es verdad, hija Mía. Yo estoy contigo. Descansa en ello, corderita Mía. Yo soy tu pastor. ¿Recuerdas cuando te dije que llegaría un día en que se cerrarían vuestras iglesias?».

Sí, Señor. Me acuerdo. Sólo que no pensé que sería por un virus y que nuestros propios Obispos lo harían. Muy difícil de creer.

«Sí, hija Mía y, sin embargo, dije que sería así. Te preparé. Te estoy preparando de nuevo porque esto volverá a ocurrir. Como tú dices, es el tiempo de la preparación y de la prueba. Esta vez, corderita Mía, el tiempo de los cierres de la Iglesia y de retener Mis Sacramentos no es Mi Voluntad. Yo no os abandono y, sin embargo, muchos de Mis hijos se sienten abandonados. Esto volverá a ocurrir, hijita Mía, pero ya lo has supuesto. Las cosas no volverán a la «normalidad» hasta dentro de mucho tiempo. Un tiempo muy largo, y parecerá aún más largo a todos los que viven en la Tierra. Siempre estaré con vosotros, hijos míos».

(Se omite el diálogo personal.)

«Hija mía, un día no muy lejano estaréis todos juntos. Dile a Mi querido (nombre oculto) que le amo. Conozco su dolor y también el de su madre. (Nombre oculto), Mi Madre y yo estuvimos más unidos que cualquier otra madre e hijo de la tierra. Sé lo que es amar a la hermosa madre de uno y estar separado de ella. Soportamos la separación mientras yo llevaba a cabo la misión de Mi Padre. Fue muy doloroso para ambos y, sin embargo, por amor a Mi Padre, a nuestros hijos y a ti, querida (nombre oculto), soportamos esta separación. Este momento es muy difícil para ti y por eso te he dado dos abuelos para que te amen en este momento tan difícil. Tu madre también está cumpliendo su misión para Dios Padre. ¿Sabes que su formación especial es una misión del Cielo? ¿Sabes que Yo la envío a algunos hijos Míos muy solos y enfermos (física y emocionalmente) para que, a través de su hermosa y cálida sonrisa, de sus suaves cuidados y de su corazón brillante y amoroso, vean un destello de Mi Madre? Sufre para llevar a cabo esta misión, porque está separada de ti, su hijo más querido y hermoso. Sufre porque no está contigo, Mi (nombre oculto). Y, sin embargo, es valiente y valerosa al cumplir esta misión, porque lo hace por Dios y por ti. Es una madre muy buena. Es un ejemplo para ti. Cuando te sientas sola, piensa en Mí, en tu Jesús y en Mi Madre. Ella estaba sola sin San José y sin Mí, Su glorioso Hijo, que Ella sabía que era también el Hijo de Dios. Ella sabía desde el principio que Yo había venido a morir por Mi pueblo y, sin embargo, consideraba el tiempo que pasamos juntos como su mayor regalo. Eso es en lo que quiero que te centres, hijo Mío. El tiempo que pasáis juntos es una gran bendición. Permite que el tiempo que estéis separados sea tu misión de sufrir por las almas. Ofréceme tu anhelo por ella por los niños que no tienen madre. Ofrécelo por los niños que no son amados o son maltratados. Ofrécelo por los que han perdido a sus madres y no tienen abuelos que cuiden de ellos. Esfuérzate por ser valiente y por agradecer que te haya dado una madre tan cariñosa. Es difícil, lo sé. (Pero te lo pido porque tengo una misión muy importante para ti. Mi guerrero (nombre oculto). Verás cómo se desarrolla esta misión ante tus ojos. Cuento contigo para que hagas cosas muy importantes para Mí y para Dios Padre. Pide a San José que te guíe. Pídele también a San Padre Pío, pues le he asignado a tu familia y se interesa especialmente por ti. También te he dado amor por San Miguel y por el Padre Capadonna. Pídeles ayuda, protección y guía. Hijo mío, te he dado muchos dones. Úsalos para los demás. Sé una fuente de aliento para los que sienten miedo o soledad. De este modo, tus heridas sanarán. Te quiero, hijo mío (nombre oculto). Todo irá bien. Pronto estaréis todos juntos y os ocuparéis de la obra de vuestro Padre del Cielo, igual que Yo y los Apóstoles que continuaron por Mí. Tú debes hacer lo mismo, hija Mía. Cuento contigo y te daré todas las gracias necesarias. Sé paciente con tu familia y con (nombre oculto). No le gusta verte sufrir y no sabe qué hacer. Reza por él. Te quiere mucho. Perdónale, mi (nombre oculto). Tiene buenas intenciones. Ayúdale a ser mejor persona, dándole tu amor y tu perdón. Estoy curando su corazón con tu amor».

«Hija mía, esto es todo por ahora. Hablaremos más tarde sobre el mundo y la misión de tu familia. Ve en Mi paz. Te bendigo en nombre de Mi Padre, en Mi nombre y en nombre de Mi Espíritu Santo. Estoy contigo y no te dejaré sola ante las pruebas. Todo irá bien».

¡Gracias, Señor! Jesús, ¿estamos haciendo lo correcto con respecto a la ampliación de la habitación? Quiero estar segura de que está en Tu Voluntad.

«Sí, hija mía. Empieza pronto. El tiempo es oro, corderito mío».

Sí, Jesús. Gracias, Señor. ¡Te quiero!

«¡Y, Te quiero!»

Muchas gracias por Tus palabras para (nombre oculto). Gracias, mi amable y gentil Jesús, por todo lo que estás haciendo en nuestras almas y en nuestros corazones. Ayúdanos a amarnos más y más cada día. Estoy muy agradecida, Jesús, por todas y cada una de las bendiciones.

«Sé bienvenida, hija Mía. Sé paz, sé misericordia y sé Mi amor para los demás. Yo trabajo a través de Mis hijos y necesito vuestros corazones dispuestos y abiertos. Gracias por tu amor, Mi (nombre oculto). Todo irá bien. Recuerda esto. Es muy importante que recuerdes estas palabras que te doy. Cuando las cosas parezcan un caos total y absoluto, recuerda que «todo irá bien».

Sí, Señor. Intentaré recordarlo, Jesús. Te amo. Amén. ¡Alabado sea Jesucristo, ahora y siempre!