Mensajes a Edson Glauber en Itapiranga AM, Brasil
domingo, 23 de junio de 2013
Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber en Sticna, Eslovenia

Hoy muchas personas, después de tres días de retiro espiritual, hicieron su Consagración a los tres Sagrados Corazones unidos de Jesús, María y José. Muchas personas de diversas partes de Eslovenia, Croacia e Italia estuvieron presentes con algunos sacerdotes en Sticna. Jesús se apareció con Nuestra Señora y San José. Los tres mostraron sus Santísimos Corazones que irradiaban llamas brillantes sobre los presentes. Fue Nuestro Señor quien transmitió Su mensaje:
¡La paz de nuestros Santísimos Corazones a todos vosotros!
Mis sacerdotes y mis amados hijos, aquí está mi Corazón, horno vivo de amor, fuente de vida y de gracia para muchas almas. Este Corazón ama tanto al mundo que concede, en estos tiempos, fuentes de gracias tan santas y tan puras, por el Corazón Inmaculado de mi Madre Santísima y por el Corazón castísimo de mi Padre
José.
Jesús mostró con sus manos el Corazón de Nuestra Señora y el Corazón de San José.
Estos Santísimos Corazones están unidos a mi Corazón en un solo amor y, así como nosotros estamos unidos en el amor, que vosotros también estéis unidos a nosotros en este amor.
Mi Sagrado Corazón se consuela con vuestra entrega y consagración a nuestros Santísimos Corazones.
Hijo mío, mira qué precioso es sacrificarte por la salvación de las almas. Mira qué precioso es dedicarte al Reino de Dios. Aquí, en este País, tan lejos del tuyo, has dejado tu casa, tu familia, a los tuyos, a los que tanto quieres, para difundir el amor de nuestros Corazones a las almas. Os digo que aquí habéis encontrado a vuestros hermanos, a vuestra familia: la nueva familia que formará una corona de rosas y lirios en torno a nuestros Santísimos Corazones.
Las almas arderán en deseos de ser de Dios, y Dios habitará con ellas, porque ha encontrado una morada en sus corazones. Aquí habéis visto hoy encenderse en el mundo la llama de amor de nuestros tres Santísimos Corazones y esta llama prenderá fuego por todas partes, fuego puro y santo que destruirá el reino de tinieblas de Satanás en muchas almas que acogerán la llamada de Dios y harán su santísima voluntad.
Doy las gracias a todos los sacerdotes que se han encomendado a nuestros Santísimos Corazones y que no han escatimado esfuerzos para que todo esto suceda. A ellos les digo que brillarán en la gloria de mi Reino por toda la eternidad. Esta es mi gran promesa en estos tiempos presentes.
Cuando Jesús dijo estas palabras se dirigía a todos los Obispos y sacerdotes del mundo entero, para que los de los tiempos presentes y los que vendrán en el tiempo futuro se fijen en esta obra de amor de los tres Sagrados Corazones unidos. He comprendido por la luz de Dios que Jesús concederá esta gracia a todo Obispo y sacerdote que se consagre personalmente a los tres Sagrados Corazones unidos y que se dedique mucho a difundir esta devoción y este amor en sus Diócesis, en sus Parroquias, en las familias y en toda la humanidad para la salvación de muchas almas.
Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mientras nos daba su bendición, vi que muchos corazones se elevaban y entraban en el Corazón Inmaculado de Nuestra Señora y en el Corazón castísimo de San José. La Virgen y San José acogieron estos corazones y luego, teniendo sus Santísimos Corazones en las manos, los colocaron con todos los corazones dentro del Sagrado Corazón de Jesús, que brillaba más que el sol. El Corazón de María estaba rodeado de rosas y con la espada del dolor y el Corazón de José estaba rodeado de lirios blancos. El Sagrado Corazón de Jesús tenía hoy la herida abierta y la cruz rematada, pero estaba sin la corona de espinas, pues fue consolado con nuestra Consagración.
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