domingo, 24 de agosto de 2003

Mensaje de San Miguel Arcángel a Edson Glauber en Malga Vallazza, TN, Italia

Eran casi las doce. Mis amigos y yo habíamos subido la montaña a Malga Vallazza. Mientras esperábamos la hora del almuerzo, decidí dar un paseo y mirar las montañas. De repente vi una luz en una parte de la montaña y luego a San Miguel Arcángel. Vestía una larga túnica blanca y sus alas brillaban, así como todo su ser. Me llamó, pidiéndome que fuera donde él estaba. Subí la montaña y cuando llegué donde estaba San Miguel, me dijo:

Hijo del Señor, Jesús y la Santísima Virgen me envían aquí para comunicarte un importante mensaje: este es un lugar donde ocurrirán grandes eventos. Aquellos que vengan a este lugar bendecido por el Señor, donde quiso que me manifestara, recibirán grandes gracias espirituales y corporales.

Aquí todos aquellos que estén oprimidos, tentados y atacados por el enemigo serán liberados y consolados en sus aflicciones, si tienen fe y confianza en el Señor y su Santísima Madre, así como en mi intercesión con la que Dios me permite ayudarlos.

Yo, San Miguel Arcángel, vengo a decir al mundo que todo el Cielo observa con horror cómo los hombres ofenden tan grandemente al Señor en estos últimos tiempos. Estos son tiempos de gran batalla y gran confusión. Dios está a punto de castigar a la humanidad por sus terribles crímenes. Los Ángeles del cielo están librando una terrible batalla contra los espíritus del mal. Todas las jerarquías angelicales, a la orden del que es terrible en orden de batalla, vienen en ayuda de todos los hombres que son implacablemente atacados por los demonios del infierno, que desean destruir sus familias, sus vidas, sus almas y todo el mundo.

Bienaventurado sea aquel que esté atento a la voz del Cielo y que vigile, en estos días de gran oscuridad. No será superado por el mal. Aquí es un lugar de gran temor para todos los demonios del infierno, porque saben que aquí está el lugar sagrado bendecido por el Señor, que se muestra terrible y en toda su grandeza, como el Todopoderoso, el que tiene todos los elementos de la naturaleza en sus manos y que sigue sus órdenes. Este es el lugar donde todos los demonios están aterrorizados, porque saben que aquí serán destruidos, cuando el Señor del cielo y de la tierra, acompañado por su Santísima Madre, la Reina del cielo y de la tierra, venga de nuevo en gloria para juzgar a todas las naciones para destruir todo el poder del mal. Este es el lugar donde todos los demonios del infierno serán arrojados al abismo profundo, para nunca más perseguir a la raza elegida del Señor, ganada con su preciosa sangre. Este es el lugar señalado por el Señor para este gran evento.

Quiero advertirte que el 29 de septiembre, la Santísima Virgen aparecerá aquí en este lugar para comunicar un importante mensaje al mundo. Es el Señor Jesús quien me pide que te advierta de la venida de Su Madre aquí en este lugar. Yo, San Miguel Arcángel, te bendigo en el nombre del Señor, concediéndote todo su amor y el amor de su Santísima Madre, porque así me lo han ordenado. A

Te bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!