Lunes, 8 de diciembre de 1997

Nuestra Señora viene vestida de blanco y sosteniendo al Niño Jesús. Ella dice: "Alabado sea Jesús. Mi ángel, vengo a traer paz."

"A todos Mis hijos, los invito a darse cuenta de que muchos celebran hoy Mi fiesta, el día en que fui concebida inmaculadamente, y aún así creen en el aborto. Hay sacerdotes en este grupo. Si es cierto por un lado que fui concebida sin pecado como dicta la doctrina de la Iglesia, entonces también debe ser cierto que el alma está presente en la concepción. Siendo esto un hecho, así como un dogma, ¿cómo puede alguien argumentar a favor de la destrucción de la vida en el vientre? El embrión es una vida viva, vibrante, dada por Dios y completa con alma. Supongamos que Yo misma hubiera sido víctima de un aborto? Imaginen la ira de Dios. Hoy, Mi Corazón clama por cada vida que es destruida. Este es un pecado mayor que el Holocausto en Alemania. Es más serio que cualquier pecado en los días de Noé o en Sodoma y Gomorra."

"Deben continuar rezando con valentía para que los corazones sean convencidos y se abran a la verdad."