Queridos hijos, María Inmaculada, Madre de todos los Pueblos, Madre de Dios, Madre de la Iglesia, Reina de los Ángeles, Auxilio de los Pequeños y Misericordiosa Madre de todos los hijos de la tierra, mirad, hijos, hoy Ella viene a vosotros para amaros y bendeciros.
Hijos, ya no sois capaces de sonreír, de alegraros; os escondéis del sufrimiento, tenéis miedo de él, y sin embargo el sufrimiento es lo que os hace más alegres. Vuestros corazones se han oscurecido, ¡y eso es para lo que sirve el sufrimiento! Es cierto que os vuelve un poco más frágiles, pero seguís siendo humanos, capaces de sentir emociones. Sin embargo, ya no tenéis emociones y cuando alguna emoción os golpea, raramente, casi ni siquiera la creéis porque ya no estáis acostumbrados a ella. Os habéis vuelto duros y fríos, ¡y sin embargo sois hijos de Dios!
Dios es amor y alegría, y vosotros habéis perdido estos componentes que son la base de la civilización y la convivencia. Un corazón que no siente emoción ni dolor ante un evento impactante significa que ese corazón está marchito, incapaz de sentir emoción o alegría; ¡y esos corazones no agradan a Dios porque lo hacen dormir del dolor! Así pues, arrepentíos y tomad alegría y sufrimiento, ¡porque las dos cosas se equilibran mutuamente!
ALABANZA AL PADRE, AL HIJO Y AL ESPÍRITU SANTO.
Hijos, Madre María os ha visto a todos y amado a todos desde lo más profundo de Su Corazón.
Os bendigo.
REZAD, REZAD, REZAD!
LA MADONNA IBA VESTIDA DE BLANCO CON UN MANTO AZUL; LLEVABA UNA CORONA DE DOCE ESTRELLAS EN LA CABEZA Y BAJO SUS PIES HABÍA UN CAMPO DE FREESIAS AMARILLAS.
Fuente: ➥ www.MadonnaDellaRoccia.com