Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania

 

lunes, 12 de agosto de 2013

Saluda a la Reina Rosa de Heroldsbach en su nuevo lugar.

Habla a través de su herramienta y de su hija Ana.

 

La Virgen pide a los peregrinos que se arrodillen. Le gustaría haber recibido esta reverencia de sus hijos de María como consuelo, porque fue tan deshonrada en este lugar Heroldsbach - su lugar de gracia. Le gustaría recibir esta reverencia de sus hijos de María, que somos nosotros, porque -como sabemos- ha sido apartada de su lugar en la casa de peregrinos donde solía estar. No estuvo presente durante mucho tiempo. Dijo: «Estuve en una mazmorra y allí lloré mucho». Puesto que ahora está aquí, también quiere decirnos unas palabras, para que nos preparemos para Su gran día y la noche de la expiación, para que muchas, muchas almas sacerdotales, que hasta ahora no estaban dispuestas a arrepentirse, puedan ser tocadas por estas corrientes de gracias que Nuestra Señora derrama ahora sobre todos. No sentiremos que estas corrientes de gracias fluyen a nuestro alrededor, pero sabemos que la Santísima Madre lo hará, porque Ella es la gran mediadora de gracias -nuestra querida Rosa Reina de Heroldsbach.

En primer lugar, como instrumento de la Santísima Madre, dirigiré unas palabras a la Santísima Madre para todos vosotros:.

Querida Madre de Dios, aquí tienes a tu amado pequeño rebaño, a tus hijos marianos. Te los traigo a todos. Se han dejado formar, te quieren y te han echado mucho de menos. Todos ellos creen que derramaste lágrimas amargas en la casa de los peregrinos, en tu lugar anterior. No suponen que fueran tus lágrimas, las lágrimas del cielo, las que lloraste. Todo fue real. Lo sabemos, creemos en ello profundamente. El hecho de que ahora te hayan desterrado aquí no es el lugar que querías. Querías seguir derramando tus gracias en la casa de los peregrinos, donde llorabas. Tú misma me dijiste "No me moverán. Donde estaba Mi lugar, allí estará siempre Mi lugar, como lo quiso el Padre Celestial.

Pero ahora estás aquí y quiero agradecerte en nombre de todos tus hijos marianos que se nos permita estar aquí. Esta es tu obra. Gracias, querida Madre Santísima, y tómanos a todos bajo Tu manto protector, para que podamos sobrevivir al próximo tiempo que ahora se aproxima, con Tu ayuda, que nos envíes a todos los ángeles para que no nos debilitemos en los tiempos en que la tentación también vendrá sobre nosotros, porque como hijos de María sabemos que seremos hostiles, igual que Tú, querida Madre Santísima, tuviste que soportar tanto. Pero estamos bajo tu manto protector. Nunca nos dejarás solos.

Pues bien, querida Madre Santísima, háblanos con palabras de amor. Te lo pido de todo corazón. No puedes decir otra cosa. Madre de Dios, estoy tan conmovida. Soy tu hijo y todos queremos ser tus hijos. Por favor, habla, para que podamos recibir nuevas fuerzas. A menudo estamos al límite de nuestras fuerzas.

Nuestra Señora dice: Mis amados hijos de María, que de cerca y de lejos os habéis apresurado a venir aquí a Mi lugar de gracia y me habéis buscado como Reina de las Rosas de Heroldsbach. Gracias, Mis amados hijos, que creéis que amáis, que nunca queréis desviaros de este camino. Prometedme una y otra vez que estáis bajo Mi protección, pero también sé que tendréis muchas tentaciones. Muchos aún quieren apartarte de la verdad en este tiempo. Sabéis que seréis perseguidos. Entonces, ¡es el camino correcto! Creed que también sufriréis persecución como yo. No eres amado como los demás, sino que sigues tu propio camino escarpado. Has elegido el camino de la cruz, y este camino es empinado y arduo. Pero creed en él, en Mi Amor Divino, que derramaré sobre vosotros en vuestros corazones; éste es el camino que no sólo habéis elegido, sino que podéis tomarlo porque Yo os amo. Día y noche he orado por vosotros en el trono del Padre Celestial. Día y noche, amados Míos, rezo por vuestras penas. Que se conviertan en una sola cosa Conmigo, porque Yo, como Madre Celestial, me haré cargo de estas preocupaciones por vosotros. Nunca abandonaré vuestras almas, porque habéis sido elegidos por el Padre Celestial. No os habéis elegido a vosotros mismos, sino que el Padre Celestial os ha elegido a vosotros.

Muchos han llamado a Mi instrumento, a Mi pequeña Ana, y tú la has seguido voluntariamente porque estabas preparada por el Padre Celestial. Mi Ana no podía saber que podíais venir. Todos dijisteis que sí. Por eso quiero agradecéroslo y amaros aún más e inscribiros en Mi Corazón Inmaculado. Ahora sois uno conmigo. Y podréis continuar por este camino en el amor, en el Amor Divino, que fluye sobre vosotros en abundancia.

Mañana, en Mi Día de Gracia, el día 13, es también el Día de la Mística Rosa. Allí recibirás un encantamiento bajo la cruz de gracia. (La cruz de gracia fuera de la capilla de la aparición.) Cree en la persecución, pero mantente valiente y fuerte. No dejes que nadie te aparte, pues el Padre Celestial vela por ti. Él tiene Sus manos sobre vosotros y todos los ángeles os acompañarán protectoramente. Todo lo que está por venir, amados Míos, está permitido desde el cielo. Y vosotros, voluntariamente, seguís diciendo sí a la cruz y al sufrimiento. No te detengas, ¡sigue adelante!

Mirad el libro de vuestro Padre Celestial. Él mismo lo quiso para que llegara a todo el mundo. En todos los confines de la tierra penetrarán estos mensajes de tu Padre Celestial porque Él así lo quiere, porque ningún otro mensajero o mensajera estuvo dispuesto a dar estos mensajes al mundo sin peros, con persecución, con aprobación o sin ella. Tú, hijita mía, lo has hecho. Y has asumido voluntariamente todos los dolores y los sufrimientos expiatorios, no por ti, no por vosotros solos, sino por los demás, pues es un mundo que sufre. Y por eso, hijita, tendrás que sufrir unos días más, pero no hasta el punto de haber sufrido el sacerdocio en tu corazón, porque Mi Hijo Jesucristo lo sufrió en ti.

¡Ten fe, hijita mía! Sobrevivirás. No será aquí en Gotinga de nuevo este sufrimiento -esta expiación-, sino entonces en este lugar del Padre Celestial -en Mellatz-, en Su casa. Allí Él te lo exigirá. No porque sea tu deseo, sino Su deseo. El sacerdocio ya ha sido sufrido y debe ser establecido. Y como sabes, esto es muy, muy difícil. Qué pocos sacerdotes están dispuestos a seguir a Mi Hijo y a ser sacerdotes completamente sacrificados. Se han convertido en sacerdotes del mundo. Y este mundo los extravía aún más.

Rezad y expiad en esta noche de expiación, Mis queridos hijos de María, para que bastantes sacerdotes respondan también al plan del Padre Celestial. Todos sabéis que no será fácil dejarlo todo de un día para otro y seguirle a Él, a Mi Hijo Jesucristo, estar ante el altar del sacrificio y ser un sacerdote sacrificado, dando amor sobre amor y sin dejar nunca de adorar al Santísimo Sacramento, porque debe haber sacerdotes orantes y santos, porque entonces ha llegado el momento en que el sacerdocio está recién establecido. Todo partirá de la casa del padre, de la casa de Mellatz. Esta es la casa del padre. Esta casa no es vuestra. La habéis adquirido a través del Padre Celestial, a través de Su gestión financiera. No fuiste tú quien pudo realizar y organizar esto, sino que lo hizo Él mismo - el gran Gobernante, el Omnipotente, el Todopoderoso y el Omnisciente Padre en la Trinidad. Ámale más allá de toda medida. Él te ha encerrado en su corazón, igual que Yo, como madre, te aprieto contra mi Corazón Inmaculado. Ama y cree y profundiza en el amor y la confianza del Padre Celestial. Todo lo que Él permite está determinado por el Cielo. Nada está fuera de ti. Su poder actúa dentro de ti. Permítelo y cree que estas lágrimas eran necesarias para Heroldsbach.

Puede que llore una vez más en este lugar. Puede que lo haga de parte del Padre Celestial y que estas lágrimas os conmuevan, pero hoy no, querido pequeño rebaño. Debo reuniros bajo mi manto porque necesitáis mi protección. Amaos los unos a los otros, pues sólo el Amor Divino puede manteneros unidos y hacer que seáis uno en vuestras almas. Eso es lo más importante. Estad en armonía, pues la armonía y la serenidad os serán dadas hoy como regalos del cielo.

Hijos míos de María, amados hijos, os amo y rezo constantemente por vosotros en el Trono del Padre Celestial, para que perseveréis en las mayores dificultades y no ceséis nunca cuando se haga difícil por vuestros sufrimientos, por vuestros problemas, por vuestras enfermedades. Entonces di: "Sí, Padre Celestial, por ti, por ti y por las muchas almas sacerdotales que ahora están ante el abismo y no saben que pueden hundirse en él una vez sin que haya posibilidad de volver a salir de esta situación infernal.

Rezaremos, querida Madre de Dios. Gracias por tus palabras que podemos llevarnos a casa y gracias por todo el amor que derramas sobre nosotros en nuestros corazones.

Nuestra Señora continúa: Y ahora os bendigo con todo amor, con toda gratitud y con toda fidelidad. Mis amados hijos, cuánto os amo, con todos los ángeles y santos seáis bendecidos en la Trinidad, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar desde ahora y para siempre. Amén.

Orígenes:

➥ anne-botschaften.de

➥ AnneBotschaften.JimdoSite.com

El texto de este sitio web se ha traducido automáticamente. Por favor, disculpa cualquier error y consulta la traducción al inglés.